Sucesos
Jueves 10 de noviembre de 2011, Costa Rica

Recibió dos escopetazos a quemarropa

Asesinan a chancero en Matina y no le roban nada

Nicolás Aguilar R.
Alejandro Nerdrick

naguilar@nacion.comCorresponsal@aldia.co.cr

Batán de Matina.- El vendedor de lotería y chances Carlos Barrios Barrios era un hombre pequeño de estatura, pero no le temía a nada ni a nadie. Ni a prójimos, aparecidos o a la muerte...

Sus amigos le advirtieron muchas veces que no caminara de noche solo por vías solitarias de Batán de Matina, en la provincia de Limón, porque varias pandillas venían asaltando vecinos.

Pero no les hizo caso y antenoche, al menos dos delincuentes ocultos entre los bananales, aprovechando la oscuridad, le dispararon con una escopeta.

Barrios, de 58 años, fanático del Deportivo Saprissa, poco tomador y muy diestro con los puños, se dirigía en bicicleta hacia el pequeño apartamento que alquilaba desde hace seis meses.

Aturdido y sangrante, intentó ponerse de pie, sin lograrlo. Otro escopetazo rompió el silencio de la noche en ese solitario paraje de Batán. Apenas un día antes, Barrios había dicho a otros vendedores de lotería –estaba seguro y era capaz de apostar su vida – que su equipo le pasaría por encima a la Liga Deportiva Alajuelense.

El hombre cayó ahora inconsciente. Nada lo salvaría.

De las numerosas esquirlas que lo impactaron, solo una le destrozó la arteria femoral del muslo izquierdo y pese a recibir pronta asistencia médica, murió en el hospital Tony Facio. Tenía años de no utilizar los servicios de salud. Nunca se enfermaba de nada. Era un verdadero roble.

“Quería comprarse un carrito para andar más seguro con su lotería”, dijo su amigo Andrés Matarrita, quien confía participar la noche de hoy en una vela que le organizarán en el salón comunal. Era un hombre muy querido en este pueblo donde la mayoría sobrevive trabajando duramente en fincas bananeras.

La delincuencia viene ganando terreno a pasos gigantes. Cada vez hay más robos y asaltos en Matina, el más pequeño de todos, territorialmente hablando, pero uno de los cantones con mayor incidencia delictiva de Limón.

No hay empleo para los jóvenes y algunos lideran pandillas que atacan de noche, refugiándose entre los bananales, donde trabajan sus padres y tíos. Barrios lo sabía, pero no les temía.

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