La voz cortada y la respiración agitada denotaba, minuto a minuto, el nerviosismo que sentía. Era la primera vez que se sentaba en un estrado y peor aún, acusada de injurias y difamación.
Mientras Marisol Hernández Salas hablaba, sus 22 compañeros de trabajo de la Clínica Marcial Fallas (Desamparados) hacían gestos de aprobación ante la mirada del juez. Ella es una de los tres querellados que brindaron declaraciones ayer, al ser acusados su superiora.
Los empleados del departamento de Farmacia fueron acusados por Marjorie Gamboa, jefa de ese despacho, después de que enviaran una carta a la dirección médica en la que se exponían una serie de problemas laborales.
Múltiples acusaciones
Durante una hora y cuarenta minutos, Hernández expuso que desde que llegó a la clínica le sorprendió la manera en que les llamaba la atención a subalternos si cometían una equivocación.
“Acostumbraba a llamarles la atención a los compañeros de forma humillante, diría yo, porque lo hacían de forma pública”, declaró. Por su parte Marisol Hidalgo Ureña, otra de las querelladas, dijo que Gamboa siempre le decía palabras referentes a su condición física. “ Siempre me decía que me veía horrible. Ella nos decía: pásense una mota en esa cara porque se ven horribles”, dijo.
Hidalgo mencionó que ella y sus compañeros creían que su jefa tenía problemas cuando alguna de las mujeres quedaba embarazada. “A mí me decía que por qué engordaba tanto. Una vez venía de almorzar y como a los 10 metros de distancia dijo: ahí viene la gorda de la farmacia”.
