El fuerte oleaje no cesa en el Pacífico, por el contrario, continúa afectando casas, comercios y calles cercanas a la costa.
Habitantes de Caldera, Puntarenas y Pavones, en Golfito, han sido víctimas de las altas olas desde hace quince días, cuando una oleada dañó más de 35 viviendas.
Ayer, en Caldera, el dique que construyó el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) a la orilla de la playa no fue suficiente para impedir que el mar llegara a las vías.
En Punta Banco y Río Claro de Pavones, las fuertes olas tienen preocupados a los vecinos, ya que hace dos semanas entraron a las viviendas y comercios de la zona.
Lejos de la costa
Un grupo de familias que abandonaron su casa luego del 4 de agosto porque el oleaje las afectó gravemente, observaron ayer como el mar acababa con ellas.
“Vinimos a ver quizá el último deterioro. Esto nos da a entender que el mar ya no quiere que seamos vecinos”, dijo Marvin Chavarría, uno de los afectados