El hecho de que el autor fuera abogado defensor, fiscal y juez, hizo que el crimen estremeciera los cimientos del Poder Judicial.
Se podría suponer que para ocultar el cadáver de una víctima que está en Zapote, se busque más el Zurquí que el lado de Atenas. Eso posiblemente Burgos lo sabía y quizá pretendía confundir; que pensaran que no era él.
El crimen se encuadra en un caso de violencia familiar. Por lo anterior, la existencia de algunas evidencias era normal, entre ellas que en el apartamento hubiesen elementos pilosos y fluidos de Burgos y de la ofendida.
El comportamiento psicopático permite una conducta diferente a la de un criminal común. Un psicópata no siente remordimiento ni miedo por lo hecho; traslada la culpa a la víctima y sostiene su versión.
En el caso de Burgos, buscó a la suegra y hasta lloró. Su comportamiento fue psicopático. Eso no es exclusivo de un criminal.
Una persona psicopática no sigue las reglas de la sociedad para convivir, sino que establece las propias y atiende las de la sociedad cuando le conviene. Es dominante y puede burlar un detector de mentiras porque todo lo que hace lo justifica y lo cree.
Su inteligencia promedio es superior al promedio general.