Era imperdonable. La posibilidad de endulzarse los oídos con uno de los artistas más exitosos a tan pocos metros, Sir Elton John, sucedió anoche en un recital que, no volverá a ocurrir, dado que a sus 64 años, anunció que esta sería su última gira, para dedicarse a su hijo Zachary, nacido por vientre de alquiler.
Adelantándose a la puntualidad inglesa que los caracteriza, Sir Elton John apareció cinco minutos antes de las 9 p.m. ante el griterío del estadio Ricardo Saprissa que lo vio ubicarse en su piano Yamaha de $1 millón (más de ¢500 millones) y comenzar la fiesta con “Saturday night’s alright for fighting”.
“Buenas noches Costa Rica estoy muy feliz de estar aquí, esta es mi primera vez aquí” fueron las primeras palabras del músico británico.
La leyenda del pop y miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll prosiguió con “I’m still standing”, éxito de 1983 para arrancar una noche larga, como su lista de “hits”.
Y pensar que su padre no quería que fuera músico y se dedicara a negocios bancarios. ¡Qué dicha que se hizo el loco!
Una pantalla gigante le cubría las espaldas y Nigel Olsson en la batería, el escocés Davey Johnstone y Bob Birch en guitarra, John Mahon en la percusión y Kim Bullard en los teclados se entonaron para tocar “Levon”.
Los dedos del oscarizado músico no pararon de bailar y deslizarse sobre su amigo inseparable, el negro piano, mientras el público hipnotizado escuchaba con atención.
“Mad man across the water”, “Holliday Inn”, “Tiny Dancer”, prosiguieron el repertorio de éxitos.
¡Quién diría que Reginald Kenneth Dwight –su nombre real– alcanzará en marzo los 65! Su energía, fuerza en escenario y cada contagioso grito de “¡Oh yeah!” se hizo sentir hasta la parte más lejana del reducto morado.
Entre cada canción, el titánico se levantaba de su piano y extendía su puño hacia el público a manera de saludo.
Que no pare
Las piezas más sonadas empezaron a salir a las 9:40 de la noche, “Philadelpia Freedom”, “Good Bye Yellow Prick Road”, y la que hizo en honor a la Princesa Diana “Candle in the wind” puso el estadio a ovacionarlo de pie.
Se nota que no toca por dinero, porque millonario ya es. Su entrega en el escenario es por el placer de hacer música y de alto calibre.
“Thank you, muchas gracias” fue su único intento de emitir palabras en español.
“Rocket man” y “I guess that why they call in the blues” y “Hey ahab” prometieron una noche que quedará memorizada entre los asistentes.
Al cierre de edición, el inglés seguía endulzando los oídos con temas como “Gone to Shiloh”.