Consciente del daño que hace fumar, el guitarrista de Akasha, Emmanuel Sotela, trató en varias ocasiones de dejarlo, pero sin éxito.
Fue hasta que probó los cigarros electrónicos Green Smoke que lo logró.
“Fue mucho más fácil de lo que pensé, pues con esta marca literalmente fue de un día para el otro que lo dejé. A la semana probé un cigarro tradicional y me supo espantoso, en julio cumplo un año”, contó Sotela.
Su madre lo hizo al mismo tiempo que él y también lo logró. “Con mi mamá fue increíble, porque ella fumó por 35 años y lo consiguió”.
Es por eso que a él se le ocurrió comercializarlo. “Varias compañías nacionales pelearon la exclusividad pero después de varias negociaciones y una visita al país por parte de los gerentes de la marca, cerramos la negociación de la exclusividad”, apuntó.
Para conseguirlo
“Es un dispositivo vaporizador, uno con vapor de agua y otro que tiene pequeñas dosis de nicotina”, explicó.
Los cigarros vienen en varias presentaciones, desde el kit de inicio que trae dos baterías con dos cargadores y un caja de filtros (cinco filtros equivalentes a 30 cigarros convencionales).
Después está un kit que trae la mitad, que viene con sola batería recargable con un cargador USB (para computadora) y dos filtros equivalentes a 30 cigarrillos cada uno.
“Los vendemos a distintas cadenas de distribución como bares, restaurantes, clubes, supermercados, tabaco shops, casinos, hoteles”, contó.
En este momento están en Casa Givan, Par Pocket, La Cascada, Armería Trabucco y restaurante Sisso. Los precios van de ¢40 mil hasta los ¢60 mil.
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