Esteban Rojas Sáurez
erojas@aldia.co.cr

La diputada por la provincia de Guanacaste, Mauren Ballesteros, patinaba, jugaba en bicicleta por las calles de Guadalupe y se bañaba en las pozas de la zona de Moravia, cuando era todavía una chiquilla.

Egresada del colegio Anastacio Alfaro y de la Universidad de Costa Rica donde sacó una licenciatura en Economía Agrícola, es la menor de nueve hermanos. “Yo soy el gol absoluto, mi hermana mayor ya estaba casada cuando nací”.

¿Por qué se fue a vivir a Guanacaste?

En el último año de universidad mi mejor amigo Fabio y yo confundimos la amistad con amor, me case y me fui para Guanacaste.

¿Fue un amor fugaz?

El amor hace que uno haga cosas a veces impensables, yo nunca me cuestioné el irme a Guanacaste.

¿Qué significa Guanacaste en su vida?

Ver crecer a mis hijos, mi realización profesional, tranquilidad, paz y playas. Amo Guanacaste y espero volver para terminar en este lugar mi vida profesional. Este es el territorio que me acogió y que me vio crecer.

¿Qué es lo más difícil de ser madre y trabajar en la vida política?

Para una mujer lograr ser exitosa y trabajar tiene costos enormes, ligados al sacrificio que significa la familia. Tuve la gran dicha de contar con el apoyo de mi exsuegra y de mis padres. En algunos casos las cargas no se llevan entre los dos miembros de la pareja.

¿En qué momento decidió empezar a cumplir sus sueños?

Cuando cumplí los 40 años y pensé en el hecho de que había pasado la mitad de mi vida y que a partir de ese momento viviría tratando de lograr todos mis sueños.

¿Ahí tomó la decisión de ser diputada?

Sí.

¿Ya lo había pensado en otro momento?

Nunca en mi vida yo había dicho que quería ser diputada. Siempre había apoyado muchas campañas y varios procesos con mis amigos, pero nunca aspiré a un puesto.

¿Se pueden tener verdaderas amistades en la política en Costa Rica?

Absolutamente. Es un ambiente duro y complejo en donde se dan muchas discusiones. A veces hasta tenemos fuertes roces.