Diario "The Guardian" tuvo acceso a archivos nacionales
Centro de torturas en Londres
Gobierno británico mantuvo una cárcel durante la II Guerra Mundial
Londres, Inglaterra/EFE y AFP.- El Gobierno británico mantuvo un centro secreto de tortura durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45), para obtener información de presos alemanes, según unos archivos nacionales a los que tuvo acceso el diario "The Guardian", y cuya investigación reveló ayer.
De las más caras
Kensington es una zona exclusiva que tiene mansiones donde viven embajadores, multimillonarios y miembros de la realeza.
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Más de tres mil prisioneros, de los que un tercio confesó haber cometido crímenes de guerra, pasaron por este centro, donde muchos fueron golpeados, se les privó de sueño y fueron obligados a estar de pie sin moverse durante más de 24 horas.
Algunos internos parece que pasaron hambre y se les sometió a temperaturas extremas en unas duchas especialmente construidas, mientras que otros se quejaron de que se les amenazó con descargas eléctricas.
La "Jaula de Londres", como se le llamó, cuya existencia fue sistemáticamente ocultada a la Cruz Roja Internacional, estaba instalada en tres residencias contiguas en Kensington Palace Gardens, uno de los barrios de mayor nivel de la capital inglesa.
Al parecer, el centro habría seguido operando tres años después de terminada la guerra.
Teniente a cargo
Un análisis posterior de los servicios secretos británicos MI5 concluyó que el oficial a cargo del centro, el teniente coronel Alexander Scotland, era culpable de violar la Convención de Ginebra, y los métodos de los interrogatorios "contradecían completamente" el derecho internacional.
Scotland había sido condecorado por sus interrogatorios a soldados alemanes durante la Primera Guerra Mundial y fue convocado especialmente, aunque ya estaba retirado.
Los documentos, encontrados en los Archivos Nacionales, califican al centro como un lugar oscuro y brutal, que causó inquietud entre oficiales británicos, a quienes, al parecer, les importaba más hacerse la vista gorda, debido a la utilidad de la información obtenida o porque creían que los detenidos merecían los maltratos.
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