Al Día en Barcelona

Un día en el Camp Nou

El estadio azulgrana es visitado por 1,5 millones de turistas al año

Barcelona, España. - Un día en el estadio Camp Nou, del FC Barcelona, resulta apasionante para aquellos que gustan del fútbol en su máxima expresión, sobre todo si al final del día se tiene la dicha de sentarse en la gradería para ver a Ronaldinho, Etoo y compañía meterle 5-0 al rival.

En verdad es una ciudad en pequeño, con una enorme tienda de recuerdos de toda clase, un restaurante de comidas rápidas y un museo de dos plantas con decenas de fotos y trofeos, para apreciar algo de la historia de este club español por el que han pasado jugadores como Kubala, Cruyff, Maradona, Romario, Stoichkov, Koeman, Rivaldo, Ronaldo... aunque a cualquiera le bastaría estar donde hoy hace sus diabluras el astro brasileño Ronaldinho.

Un día en el Camp Nou no debería aburrir a nadie apasionado por este deporte, sobre todo cuando en sus rincones se saludan el pasado y el presente de uno de los más grandes clubes de fútbol.

El recorrido por las instalaciones del Camp Nou cuesta diez euros (¢6.000), pero bien vale la pena: con el pase en mano usted puede visitar el camerino del equipo visitante, la zona mixta de conferencias de prensa, además tener acceso a la zona de gramilla para apreciar por todo lo alto este escenario que tiene capacidad para recibir a cien mil aficionados. Según la oficina de mercadeo del equipo, un millón y medio de turistas visitan el estadio cada año.

No por casualidad decenas de autobuses con cientos de turistas de todo el mundo llegan al Camp Nou para observar y de paso llevarse algún recuerdo de los muchísimos que se pueden comprar en la tienda oficial del club.

Esta tienda es una locura. Se puede encontrar desde ropa interior para hombre y mujer hasta bolas de golf y la más grande variedad de confites y chocolates, todos empacados al mejor estilo barcelonés en rojo y azul.

La "Botiga" (tienda, en catalán) del Barca llama a comprar aún cuando no se tenga la intención y la disponibilidad de hacerlo, ya que hay de todo: camisetas de punto del primer equipo para hombre y mujer, medias, tenis y tacos de fútbol, carteras, cartucheras, gorras, bufantas, llaveros, tasas, jarras, ceniceros, lapiceros de gran variedad, jackets, balones, libros para niños, chocolates de los "Barca Toons" (caricaturas de los jugadores), portavasos, encendedores, buzos, sudaderas, portafolios, maletines, bolsos para mujer, fotomontajes con el jugador favorito, mouse para computadora, discos compactos, ropa de cama, toallas, almohadones, relojes. En fin, hay de todo lo que usted pueda imaginar. Y más.

Los turistas pueden comprar la camiseta oficial, igualita a la que usan los jugadores, tanto la azulgrana, como la amarilla, por 65 euros (¢39.000). Si están dispuestos a pagar un poco más, puede personalizarla con el número y nombre al dorso de su jugador favorito por 18 euros (¢10.800), lo que en total le costará 83 euros (¢49.800). Las de Ronaldinho se van como pan caliente.

Grandes y pequeños buscan el número diez como su gran tesoro. Ni qué decir si la visita termina con un juegazo, en el que Ronaldinho hace su magia y el Barcelona vence 5-0 al Panathinaikos por la Liga de Campeones.

Suerte de pocos

El Camp Nou es uno de los estadios más majestuosos del mundo y muy pocos costarricenses han tenido la posibilidad de jugar en él como Luis Gabelo Conejo o más recientemente Rónald Gómez y Paulo César Wanchope.

Precisamente Conejo, uno de los máximos referentes de las últimas décadas del fútbol tico en el extranjero, nos cuenta cuando pisó el césped del Camp Nou en dos ocasiones, representando al conjunto del Albacete, en el cual hizo una importante parte de su gran carrera futbolística.

"Es impresionante, hay muchísima presión sobre el equipo rival", afirmó Conejo, "pero realmente es uno de los estadios más lindos del mundo".

El exarquero recordó sus dos actuaciones en el mítico campo español. Ambas fueron resultados adversos de 7 a 2 y 2 por 1.

"Es muy difícil sacar resultados en ese campo", señala Conejo, quien reconoce que el Nou Camp impresiona a cualquiera. "Es muy grande, la primera impresión que uno se lleva es justo al salir de los túneles que conectan los camerinos con la cancha. Uno ve la inmensa gradería oeste encima de uno y eso impacta".

Conejo, concluyó diciendo que jugar en el Camp Nou fue algo inolvidable, "un verdadero sueño hecho realidad", un gusto pese a las derrotas que en él recibió.

Otros jugadores nacionales que han jugado en el estadio del Barcelona, ante el equipo local y en equipos de primera división, han sido los todavía activos Rónald "La Bala" Gómez, cuando jugaba con el Sporting de Gijón, y Paulo César Wanchope, en diciembre del 2004 con el Málaga.

Paulo César tan solo jugó los 33 minutos finales del partido y no pudo hacer nada por cambiar la derrota de 4-0, aunque Ronaldinho dijo después del juego que se "Wanchope es buen jugador".