Edgar Fonseca
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Cuando más se necesita una fuerte alianza del país con los Estados Unidos para combatir el terrorismo, el narcotráfico, o la delincuencia globalizada, trasciende el penoso incidente sufrido por el Fiscal General en el aeropuerto de Miami.

Su vehemente lamento va más allá.

Revela que hay un creciente deterioro en las relaciones bilaterales del Ministerio Público y el Departamento de Justicia.

Deja al descubierto acciones que estarían afectando la lucha contra el terrorismo y, por ende, la seguridad del país.

Y es aquí donde radica lo más delicado de su queja.

Lamentable, todo esto frente a una mafia globalizada, de cuello blanco, que legitima capitales, que corrompe, por igual, a ejecutivos públicos o de multinacionales; una mafia de capos narcos y terroristas moviéndose a placer.

Lamentable todo esto en un hemisferio convulso con el bufón de Caracas y títeres suyos, como el de Managua, sirviendo de guarida a terroristas, capos y mercenarios, o amenazando con colapsar la lucha regional contra el narcotráfico, en la que los Estados Unidos tiene en Costa Rica a su mejor aliado.

Por la neurálgica posición del país en el corredor regional de drogas hacia la frontera mexicana; por la vulnerabilidad de nuestros mares, costas y fronteras a operaciones delincuenciales, mafiosas y subversivas internacionales; por los réditos que una mancomunada acción ha generado, a lo largo del pasado reciente, episodios como el denunciado sorprenden y preocupan.

La pronta respuesta de la Embajada de los Estados Unidos nos permite estimar que el malentendido pueda quedar superado cuanto antes.

… Los demás es hacerle el juego al enemigo, si claros estamos, unos y otros, de quien se trata.