Andrea Durán, colaboradora y Rodolfo Martín
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Los 2.000 metros cúbicos de tierra que cayeron el lunes sobre una vivienda en Escazú y causaron la muerte de dos mujeres, aunque no fue una cantidad relativamente grande, en este caso resultó devastadora por la velocidad con que llegó.

La casa recibió todo el peso, estimado en unas 130 vagonetas de material, de un solo golpe.

Así lo explicó ayer el geólogo Julio Madrigal, de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), quien añadió que, al parecer, la contundencia radicó en que ese derrumbe, compuesto de tierra, piedras, troncos, agua y barro, se precipitó en una especie de caída libre.

“La avalancha no tuvo ninguna oposición”, expresó Madrigal.

El alud les llegó de una manera tan inesperada, rápida y aplastante a la argentina Haydée Rosa Cerutti de 73 años y a la costarricense Isabel Chavarría Chavarría, de 49, que no les dio tiempo de nada.

Ambas, la dueña de la casa y la empleada doméstica, fallecieron antenoche de manera inmediata dentro de la vivienda ubicada en barrio Corazón de Jesús, en el cantón josefino de Escazú.

El cuerpo de Chavarría, quien deja siete hijos, fue localizado ayer a las 7:30 a.m. Cerutti fue rescatada antenoche.

La tragedia las sorprendió junto al esposo de la extranjera, un yerno de ambos y sus dos nietos, cuando iban a celebrar el Día de la Madre, algo que no pudieron hacer durante el fin de semana.

Deja huella

Cerutti, con siete años de radicar en el país, era una reconocida artista que destacó por sus pinturas en óleo, las cuales eran “poéticas, lúdicas, con muchas texturas”, expresó Juan Diego Roldán, encargado de la galería del Centro Cultural Costarricense Norteamericano, donde en noviembre del 2005 expuso sus obras.

Ella estaba casada con Juan Jorge Fernández, exjuez argentino que vino a Costa Rica en busca de tranquilidad, junto a hijos y nietos.

Sorprendidos

Jesús Escalonada.

Jesús Escalonada, Cruz Roja.

La casa colapsó totalmente por la tierra. Cuando llegamos, tratamos de hacer todo lo posible”.

Daniel Gallardo, Presidente CNE.

Todas las personas que viven cerca de un río deben de tener cuidado y tomar precauciones. La gente es muy confiada”.

Sergio Cambronero, Vecino.

Tenía 25 años de conocer a Isabel, era una mujer trabajadora, buena gente y hogareña. Lo único que hacía era trabajar”.