Carlos Freer
Cineasta
cfreer@cariari.ucr.ac.cr

Ese Michael Phelps tragándose entera la piscina con 8 medallas doradas; el tal Usain Bolt volando con 9:69 segundos para recorrer 100 metros libres y con 19:30 segundos para los 200 libres; la Yelena Isinbayeva remontándose con su pértiga a 5 metros con 5 centímetros de altura (como brincarse una casa de dos pisos).

¡Que va! Es casi imposible dejar de lado el tema de los Juegos Olímpicos, al intentar garabatear una columna. Ni qué decir de la organización, las instalaciones deportivas y de albergue para los atletas, los espectáculos fastuosos de la inauguración y la clausura, la majestuosidad de Pekín.

Como dijo la más alta autoridad olímpica, fueron unos juegos “excepcionales”. Cuesta imaginarse lo que expresaban en 1959 Hughes y Luard, en su libro “La China Popular y su economía”, que afirmaron que “(cuando Mao Tse Tung) tomó el poder en 1949, la gran mayoría del país continuaba en la etapa de principios de la edad del hierro, como en los 2.000 años anteriores… Había empezado apenas en China la importante tarea del desarrollo industrial”.

Hoy ese pueblo ha dado al mundo una enorme muestra de organización, disciplina, espíritu y calor humano. ¿Que aún hay grandes problemas?

¡Claro que sí! Pero con rigor, empeño y ansias de triunfo, un pueblo los puede superar. Lo mismo podemos decir de los verdaderos atletas, que con tenacidad y disciplina logran la meta soñada. Creo que en ese camino está Nery Brenes. ¡Ya lo verán!