Domingo 31 de agosto de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Luto en carreteras nacionales
Familias claman a Dios para soportar el dolor
Narran lo que sienten y viven diariamente, tras haber perdido a uno o varios seres queridos en accidentes de tránsito causados por furgones
  • AlDia.cr
    Los hijos de Eva Álvarez extrañan a su madre. Edgar Chinchilla.

Erick Carvajal M. y Edgar Chinchilla, corresponsal
ecarvajal @aldia.co.cr

Carlos Herrera no se sobrepone. Su madre, Eva Álvarez, de 61 años, yacía en el suelo. Una tuca, que se desprendió de un tráiler frente a su casa, en Aguas Zarcas de San Carlos, le quitó la vida.

La tragedia sucedió hace una semana, mas la imagen y el dolor son imborrables para el hijo menor de Eva, mujer luchadora y madre cariñosa.

Ese mismo sufrimiento lo siente Zoila Rosa Solano, pero en Siquirres, Limón.

Tiene grabada la voz de José Alfredo Quirós, un hijo amoroso que murió con su esposa, Sonia Castillo, y sus dos hijos Kenneth, de 14 años, y Steven, de 6.

Ellos perdieron la vida cuando un tráiler cargado de arena no pudo frenar a tiempo y los prensó contra un autobús.

El accidente ocurrió el 13 de enero del 2007.

Desde ese mes hasta la fecha, según estadísticas del MOPT, se han registrado 52 personas fallecidas en accidentes causados por tráileres. Tránsito desconoce en cuántos de estos percances tuvo la culpa el camionero.

Sé que Carlos Herrera y Zoila Rosa Solano no se conocen.

Tampoco Marielos Salazar, esposa del taxista Wilberth Chacón, muerto en Aguas Zarcas, sabe quién es Ana Isabel Alfaro, madre de Andrea Saborío, fallecida cuando un tráiler con una carga de bananos le cayó encima.

Sin embargo, creo que los cuatro tienen algo en común: la fortaleza que Dios les da para soportar el peso que significa haber perdido a un ser querido.

Calle mortal

30 de diciembre, 2007

Un tráiler chocó contra la buseta, en el Cerro de la Muerte, en que viajaba una familia que regresaba a San Isidro, tras pasar la Navidad en San Carlos.

16 de abril, 2008

Andrea Saborío, de 24 años, falleció en una acera de Moravia, frente a la Cutler Hammer, cuando la carreta de un tráiler, cargado de bananos, le cayó encima.

22 de abril, 2008

Una mujer fallecida y cuatro personas heridas de gravedad fue el saldo que dejó un accidente de tránsito ocurrido en Limón, cuando un camión colisionó de frente contra un carro liviano.

16 de junio, 2008

Giovanni Aguilar Masís, de 35 años, falleció de forma inmediata en el centro de San José. Un poste del alumbrado público derribado por un furgón le cayó en la cabeza.

24 de agosto, 2008

Un tráiler cargado de tucas se quedó sin frenos y provocó la muerte de cinco personas en Los Chiles de Aguas Zarcas, en San Carlos, Alajuela. El vehículo transportaba 16 troncos.

Eva era el centro de todo

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Eva construyó su casa junto con su esposo. Edgar Chinchilla.

La vida da un giro completo, dijo Carlos Herrera, sin quitar la vista de las tucas que le arrebataron la vida a su madre, Eva Álvarez, el sábado pasado, en Aguas Zarcas de San Carlos. Ella era todo y en torno a ella giraba la familia.

“No es fácil levantarse un día y, en un abrir y cerrar de ojos, perder a la mamá”, manifiesta Herrera, quien hace 24 años, cuando perdió a su padre por un cáncer, contempló cómo su madre, con mucha fortaleza, sacó a su familia adelante, a cada hijo, uno por uno.

Detrás de su vivienda, sembraba. Cuando ocurrió el accidente, esperaba un pollo para celebrar el cumpleaños de su hija Rosibel.

“Era una madre tan especial, tan buena, tan amorosa. Solo quedan los buenos recuerdos, así es la voluntad de Dios pero no es nada fácil”, comentó Herrera, el menor de los seis hijos de Eva.

Ella se levantaba muy temprano. A las 5 a.m., estaba en pie, y a las 7 a.m. salía a trabajar en su lote después de cerciorarse de que sus hijos ya habían desayunado. Cultivaba árboles frutales y era una mujer muy creyente. “Iba a una fiesta o cumpleaños y pedía siempre que le dieran la comida para traérsela a uno de nosotros. Nos cobijaba con sus manos, en todo el sentido de la palabra”, explicó Herrera.

Nacida en Tronadora de Tilarán, Guanacaste, Eva era una mujer de empuje.

Nada la detenía y el dolor de uno de sus hijos o nietos, también era el suyo. Elías Herrera, otro de sus hijos, recordó que cuando él sufrió un accidente de tránsito, ella viajó los cinco meses que permaneció internado en el hospital México para estar a su lado.

Deja un vacío en la comunidad

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Lo despidieron. E. Chinchilla.

El taxista Wilberth Chacón, una de las cinco víctimas del tráiler cargado de tucas en Aguas Zarcas de San Carlos, deja un vacío en su familia, amigos y la comunidad de Concepción.

Su sobrino Heiner Cabezas comentó que para él no era un tío, sino un hermano, un padre, un hombre ejemplar. “Es un vacío que quedó en este pueblo; me quitaron un pedazo de mi vida, de mi corazón”, expresó.

La esposa de Chacón, Marielos Salazar, y sus tres hijos sufren su ausencia.

“Lo más duro es acostumbrarse a que no está y tener que levantarse y explicarles a los hijos que su padre no va a volver”, comentó el día del accidente de su marido. Según Salazar, la imprudencia de un conductor los tiene en esta situación.

Esa trágica mañana, aunque no era costumbre en él, Chacón salió de la casa sin despedirse de su familia. Usualmente les daba un beso y partía hacia su trabajo.

Jorge Rodríguez, taxista y compañero, tampoco sale de su asombro y dolor. “Vamos a extrañar sus bromas; era una persona muy alegre que siempre andaba con una sonrisa y entreteniendo a los demás”, manifestó.

Cuando llega a Guápiles, escucha su voz

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Zoila Rosa Solano vive en Siquirres con sus recuerdos. R. Pacheco.

Zoila Rosa Solano escucha la voz de su hijo José Alfredo Quirós, de 39 años, cada vez que debe asistir a cita médica en el hospital de Guápiles.

Quirós perdió la vida en un accidente en Quebrada González, unos 20 kilómetros después del túnel Zurquí, hacia Limón, el 13 de enero del 2007.

Con él, fallecieron su esposa, Sonia Castillo Pérez (37), y sus hijos Kenneth (14) y Steven (6).

Solano, quien vive en Siquirres, trasladó su expediente médico a Guápiles porque pasaba semanas enteras con su hijo, nuera y nietos.

Hoy, sufre mucho cuando debe ir al doctor pues, al bajar del autobús, escucha a su hijo decirle: “¡Mamita, ya llegaste, ya voy a recogerte!”.

Dios ha sido su único aliado. Es quien le da fuerzas diariamente para soportar el sufrimiento de no tener a José Alfredo. “Me ayudaba económicamente, y me decía siempre que me fuera a vivir con ellos”, comentó Solano, mientras preparaba el almuerzo para otro de sus hijos.

En ese momento, recordó que el día del accidente estaba cocinando una sopa para José Alfredo. Era su plato favorito, sobre todo, porque ella la hace al estilo caribeño, con coco. “Un día antes del accidente, compré las verduras porque José Alfredo, Sonia y los nietos venían a comer”, comentó. En su cuatro, en una sencilla casa de madera, conserva los trabajos elaborados en camba, entre estos, los que hizo con su nieto Kenneth.

En otra mesita, tiene una taza de tomar café con la foto de su hijo y su nuera, y en una esquina guarda unos girasoles y un jarrón que también le hizo Kenneth.

Toda la vivienda es un sitio donde se recuerda a esta familia, ambos educadores, que perdieron la vida junto a sus dos hijos. “Era una familia muy especial”, dijo Solano.

“¿Cuántos más deben morir?”

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Andrea Saborío murió cuando una caja la golpeó en la cabeza. Archivo.

¿Cuántas personas más deben morir para que el Gobierno ponga en regla a los traileros que, de forma irresponsable, andan en el país con camiones en mal estado y haciendo daño a las familias de muchos costarricenses?

La pregunta la formula Ana Isabel Alfaro, quien perdió a su hija Andrea Saborío, cuando la carreta de un tráiler cargado de bananos volcó en una acera en Moravia, el 16 de abril pasado.

“¿Cuántos más faltarán? Eso es lo doloroso. Uno, como persona afectada, quiere que nadie más viva algo así”, dice Alfaro con voz quebrada y lágrimas.

Desde hace cuatro meses, todos los días y a cada rato recuerda a su hija, una joven alegre y muy servicial.

“Ella era de temperamento alegre, gustaba de hacer chistes; sin duda alguna, vivía para los demás”, manifestó la madre de Andrea.

Ella, como las demás personas que han perdido a un ser querido en un accidente de tránsito, se aferra a Dios para salir adelante.

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Ana Alfaro, la madre de Andrea.

Asegura que la han ayudado mucho su familia y la del papá de Andrea para sobrellevar la tragedia.

“Muchos amigos y la gente de la iglesia ayudan, pero esa ayuda sobrenatural, esas ganas de volver a vivir, solo me la da Dios”, explicó.

En estos cuatro meses se ha topado, solo una vez, con un camión cargado de bananos. Asegura que no tuvo miedo, pero si le volvió a la mente todo lo sucedido con su hija.

“Es muy fuerte, el recuerdo y el dolor de alguien que pierde a una persona tan cercana”, indicó Alfaro.

Andrea, de 24 años, estaba por graduarse en Filología y estudiaba inglés en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano de San Pedro. Además, era miembro activo de un grupo en la iglesia evangélica Oasis de Esperanza.

“Todos los días hay que hacer conciencia en la gente, en los conductores, para que otras familias no vuelvan a vivir lo que nosotros estamos pasando en este momento”, dijo Alfaro.

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Elías y Carlos Herrera, hijos de doña Eva Álvarez. Entrevista: Edgar Chinchilla

Heiner Cabezas, sobrino de Wilberth Chacón. Entrevista: Edgar Chinchilla

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