Rafael Pacheco
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Si algo bueno deja la lluvia, son los charcos donde, como si fueron espejos, edificios, monumentos, cielo y gente se reflejan.
No todos lo aprecian pues el ritmo de vida actual les exige caminar más rápido, en el mejor de los casos, o correr para llegar a tiempo al trabajo, la universidad, o regresar al hogar.
Eso le ocurre a una gran cantidad de personas (un millón aproximadamente, según la Municipalidad de San José) que todos los días llegan a la capital.
La prisa les impide detenerse para contemplar esas escenas cotidianas que, reflejadas en el agua empozada, se vuelven más agradables, románticas, y hasta mágicas si se quiere ser más poético.
Los aguaceros favorecen esta situación. De acuerdo con José Joaquín Agüero, del Instituto Meteorológico Nacional, hasta el pasado viernes cayeron 276,7 milímetros de agua; aproximadamente un 10 por ciento más del promedio, estimado en 253.
Para quien no ha contemplado el espectacular reflejo del paisaje urbano en los charcos, le informamos que vienen los meses más lluviosos del año...
Mientras tanto, aquí le dejamos una pincelada.
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