Alejandro Arley Vargas
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Hace año y medio Haury Cerdas tocaba en autobuses para ganarse la vida. A punta de sacrificio, hoy comparte escenarios con los grandes de la música tica.

Con apenas 20 años, este joven no vidente, se presentó ayer en la Plaza de la Cultura en un concierto al aire libre en compañía de los músicos de Editus y Bernardo Quesada.

Con ayuda de su esposa Katherine Agüero, organizó el concierto de ayer que tituló: “La última parada”, en honor a sus inicios en los autobuses de San José.

“Aprendí solo a tocar guitarra a los 16 años y luego empecé a componer. Me gusta cantarle al amor y a las cosas cotidianas”, dijo Haury.

El talentoso muchacho quiere crecer más y tiene una beca en la academia de Editus.

Edín Solís, guitarrista de esa agrupación, está muy orgulloso por el valor de Haury.

“Le di clases de guitarra y véalo ahora”, comentó sonriente.

Haury aseguró que “lo mejor del ser humano es su esencia y no el exterior”.