Erick Carvajal M.
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Marcela Castro era alegre, vivaz, coqueta, amaba a su familia y siempre les decía a sus padres que eran los mejores del mundo. Tenía 4 años y una vida por delante.
Sin embargo, el lunes pasado, en cuestión de segundos, cayó a la piscina del hotel El Mirador, en playa Sámara, y fue encontrada, minutos después, sin vida. Ahora, su alegría está con Dios.
“Ella fue la primera que vistieron. La mamá le dijo que se quedara allí pero en un segundo ya no estaba”, narró ayer María Elena Zamora, abuela de Marcela.
Todo el mundo buscaba a la niña, pero no aparecía. “Mi hijo me llamó y me dijo que se la habían robado, luego me dieron la mala noticia”, explicó Zamora.
La familia había hecho maletas el domingo pasado y se fueron a la playa, aprovechando los días de vacaciones.
“El agua de la piscina estaba turbia y no se veía nada. Fue después que se dieron cuenta que estaba allí y cuando la sacaron fue terrible”, dijo la abuela.
Marcela era la menor del matrimonio de Marcela Pérez y Federico Castro, quienes tienen tres hijos más. “Mi hijo y mi nuera están muy afectados, esto es una tragedia”, manifestó ayer Zamora.
Sin vigilancia
Mientras esta familia de San Antonio de Desamparados pasa uno de los momentos más difíciles de sus vidas, la ministra de Salud, María Luisa Ávila, aseguró ayer que un reglamento que regula las piscinas de uso público, establece que deben estar vigiladas por un salvavidas.
El reglamento sobre manejo de piscinas públicas, que data de 1998, señala en su artículo 20, que estos sitios deben contar con un guarda salvavidas experto en rescate y resucitación.
Sin embargo, Noemi Zúñiga, quien administra el hotel El Mirador, en ausencia de su propietario Max Malich, quien está fuera del país, dijo ayer que nadie cuidaba la piscina en el momento en que ocurrió el accidente. (Ver recuadro aparte).
La ministra de Salud dijo que están afinando unos cambios al ordenamiento donde se incluirá un artículo que contemple la utilización de una malla periférica en los momentos que nadie este utilizando la alberca.
Estos cambios no se habían realizado antes debido a que el departamento legal del Ministerio de Salud estaba afinando algunos detalles, según Ávila.
Pero, ¿quién controla la existencia de salvavidas en las piscinas? La Ministra respondió que eso no les corresponde a ellos, ya que el reglamento se hizo para ser una guía de cómo se deben hacer las cosas y no es un asunto represivo, no contempla sanciones en caso de que no sea cumplido.
La familia de Marcela no sabe nada de estatutos, y también desconocían que debía haber un salvavidas en la piscina.
Ellos, en estos momentos, lo único que saben es que en cuestión de segundos su hija desapareció y ahora ya no está alegrando sus vidas como siempre lo hacía en Desamparados.
No había nadie vigilando
“No había nadie vigilando, pero estaban los clientes”, dijo ayer Noemi Zúñiga, administradora del hotel El Mirador, de playa Sámara, en Guanacaste.
Ella comentó que en el momento de la tragedia habían personas bañándose. “Esa niña se cae cuando habían clientes nadando, disfrutando de la piscina”, comentó Zúñiga.
–Pero, ¿ellos no se dan cuenta? –“No, ellos no se dan cuenta. Nadie se dio cuenta en el momento en que ella cayó”, indicó Zúñiga.
Aclaró que administra el hotel porque el dueño, Max Malich, está fuera del país. Dijo que tiene más de un año en esa labor, ya que Malich se va dos meses, regresa y se vuelve a ir.
Indicó que ella desconocía que existía un reglamento y que se debía tener un salvavidas vigilando la piscina y lamentó la muerte de la menor. La familia de Marcela Castro había llegado el domingo pasado a Sámara y tenían planeado regresar ayer a San José. Sin embargo, la tragedia les cambió los planes.
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