Julio Peña, ccorresponsal y Rodolfo Martín
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Santa Cruz, Guanacaste. - Mató a una perra de una puñalada en el corazón, hirió a tres policías de igual manera y, cuando iba a ser detenido, intentó acabar con su vida clavándose el cuchillo dos veces en la garganta.

Lo que para tres oficiales de la Fuerza Pública de Santa Cruz ayer sería una salida de rutina, a verificar una alerta recibida por el 911, casi se convierte en su muerte.

Los policías fueron identificados como Mario Briceño, Arellys Baltodano y Luis Villarreal. El agresor es argentino, de apellido Loaiza y tiene 37 años.

A las 3 a.m., los oficiales llegaron a las bodegas de Visión Mundial, en el barrio Buenos Aires, donde vieron salir a un sujeto por lo que le dieron la voz.

Sin embargo, intentó escapar.

Villarreal procura acercársele y el argentino saca un puñal y le lanza una estocada al corazón. “El chaleco me salvó la vida, porque lo pasó de lado a lado y aún así me cortó”. Al ver a su amigo caer, Briceño sale a auxiliarlo, pero Loaiza, como fiera acorralada, lo recibe con dos puñaladas que le alcanzan el brazo y el hombro izquierdo. El policía corre igual suerte que Villarreal y cae sobre la calle de lastre.

Baltodano, la mujer policía, lejos de recular, enfrenta al agresor, quien, en el forcejeo, le fractura los dedos de la mano izquierda.

Envuelto en las sombras de la madrugada y bajo una pertinaz lluvia, el hombre escapa.

Los heridos piden refuerzos, iniciándose una “cacería” del argentino quien aparece a 500 metros, en un lote baldío. Loaiza comienza a blandir el puñal de 25 centímetros de hoja y al verse rodeado, se lleva el cuchillo a la garganta y grita: “che, primero muerto” y se lo pasa dos veces, antes de que lo detengan.