Rodolfo Martín
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Una testigo especial de la Fiscalía narró ayer que viajaba en su carro por El Alto de Guadalupe, cuando, sorpresivamente, vio como pasaba a toda velocidad un carro blanco y posteriormente otro de color rojo. Luego, ella escuchó también un golpe.

Así lo recordó ayer Jennifer Reynolds Morales, una costarricense que estudia en los Estados Unidos y que vino al país para declarar en el juicio sobre la muerte de Marianela Morales Salazar.

La víctima fue arrollada por un chofer de apellido Cascante quien, al parecer, estaba ebrio, no tenía licencia y, al parecer, participaba en un “pique”.

El chofer, quien conducía un Honda Civic rojo, se llevó el cuerpo incrustado en el parabrisas a lo largo de seis kilómetros hasta dejar a Morales agonizante y abandonada en un solitario lugar.

Ronaldo Méndez Alfaro se disponía a cruzar la calle al lado de su compañera Marianela Morales en El Alto de Guadalupe cuando, de manera inesperada solo escuchó un golpe.

Acto seguido la buscó pero ya no estaba a su lado.

“¿Dónde está mi esposa? ¿Dónde está mi esposa?”, comenzó a preguntarse sin hallar respuesta aunque, a varios metros de distancia, estaban sus zapatos.

Cuando la testigo Reynolds llegó al sitio del atropello, recordó ver a Méndez muy contrariado.