Washington, EE. UU. / DPA y AP.- El plan de rescate financiero ya está aprobado, pero la confianza sigue ausente en Estados Unidos.

La bolsa en Wall Street sufrió ayer otro “lunes negro” con una sesión extraordinaria en la que el promedio industrial Dow Jones cayó hasta 800 puntos.

Se trata de su mayor pérdida en una sola jornada, antes de recuperar terreno para cerrar con un retroceso de 370 unidades.

El catalizador de la caída, que también llevó al Dow abajo del nivel de 10.000 unidades por primera vez en cuatro años, fue la creciente desesperanza de los inversionistas de que la extendida crisis crediticia cobrará un alto precio en el mundo.

En medio de la crisis de las Bolsas, el presidente George W. Bush se esforzó, un día más, en pedir paciencia y confianza en que el Gobierno ayudará a resolver una crisis que algunos expertos ya aventuran que durará “años”.

“Va a tardar un tiempo”, reconoció Bush en Texas sobre cuándo comenzarán a notarse los efectos del plan de rescate de $700.000 millones que aprobó el Congreso, el viernes anterior.

“No queremos precipitarnos”, sentenció el Presidente, que justificó el plan de rescate no como un salvavidas para la Bolsa y las grandes corporaciones, sino para toda la economía del país. “El plan es el adecuado”, agregó.

Ante esta situación, el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, abogó ayer por una respuesta global a la crisis financiera internacional.

Zoellick pidió reestructurar el grupo de los siete países más industrializados (G-7: EE. UU., Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido).

Por su parte, el Departamento del Tesoro de EE. UU. anunció que contratará los servicios de varias firmas o directivos de Wall Street para gestionar los $700.000 millones del plan de rescate, según informaron fuentes de ese ente.