Rodolfo Martín
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Puntarenas.- Rodolfo Alberto Villalta Pérez muerto de un escopetazo la madrugada del domingo, al salir, presuntamente, con objetos robados de un templo evangélico en Barranca, habría planeado el golpe ahí mismo.

Ese fue el lugar donde por un mes recibió techo y comida porque no tenía a dónde ir.

Así lo confirmó ayer Alberto Palma, subjefe de la sede del Organismo de Investigación (OIJ) de Puntarenas.

Como sospechoso del hecho, figura un hombre de apellido Porras, hijo del pastor de la congregación, a quien el Juzgado Penal de Puntarenas le impuso medidas cautelares.

Entre otras, debe presentarse a firmar una vez al mes y tiene prohibida la portación de armas.

Villalta fue sorprendido al intentar escapar en un taxi que lo había trasladado desde el barrio Juanito Mora hasta cerca del hospital Monseñor Sanabria.