Franklin Arroyo González
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Simpáticos, cálidos y diplomáticos. Así nos ven los ticos de corazón o de doble nacionalidad, radicados desde hace años en nuestro terruño. Pero también nos perciben como poco directos al hablar, flojos y serruchapisos.

A 14 años de que se instaurara el “Día de las Culturas”, según la Ley 7426 del 21 de setiembre de 1994, Costa Rica es un mercado multicultural, donde conviven nicaragüenses, colombianos, cubanos, españoles, italianos, judíos, chinos, franceses, salvadoreños, mexicanos y un sinfín más de nacionalidades, cada cual, aportando un poquito de sus culturas.

“Lo bueno de Costa Rica siempre será ese calor de la gente que lo hacen sentir a uno en casa. Son serviciales, atentos y eso no lo perderán nunca”, expresó la colombiana Diana Salinas, modelo.

Pero hay rasgos propios en nuestra forma de ser que muchos aún no interiorizan. A Irina Katchan, meteoróloga rusa con 23 años de vivir con ticos, le cuesta entender que un “tal vez”, generalmente es no.

“Es más fácil tener ese diálogo franco y abierto y no andar con rodeos. A veces molesta, pero uno sabe por dónde va el asunto”.

El español Vicente Aguilar, dueño del restaurante La Luna de Valencia, dice que al costarricense le cuesta decir no.

“No me he acostumbrado a la informalidad e impuntualidad. Siempre digo en broma que al tico le hace falta decir tres no, “no sé”, “no puedo” y “no quiero”.

Riqueza

¿Qué ha resultado de semejante diversidad, en un país tan particular como el nuestro?.

“Nuestra cultura se ha visto enriquecida por los aportes de migrantes que permiten acelerar el proceso de desarrollo económico y hemos tenido la inteligencia y capacidad para integrar los elementos positivos de su cultura a la nuestra”, expresó el catedrático de la Universidad Nacional, José Carlos Chinchilla.

El tráfico, la burocracia, y los evidentes signos de crecimiento de la delincuencia, son algunas de las preocupaciones de los foráneos radicados.

“Yo amo este país porque me acogió. Pero me preocupa la delincuencia, así comenzó El Salvador, con muchos asaltos”, expresó Mayra Guardado, salvadoreña, dueña de Pupusas Mayra.

Respalda a la centroamericana, la francesa Leticia Carollo, modelo. “Nadie quiere salir a la calle. Hay miedo de salir de sus propias casas, o de tener un carrazo. Pero ese calor de la gente los hace especiales. Hice vida aquí y me casaré con un tico”.

Y qué decir de la burocracia o el desarrollo en infraestructura.

La profesora de inglés, Clare Guudman, de Canadá, lo dice de forma muy folclórica.

“No es como Estados Unidos o Canadá. Allá los pueblos son tan buenos, tan perfectos, que parece un mundo falso. Yo acepto las calles malas, solo es algo diferente, no me molestan esas cosas”.

Todos coinciden en señalar que el tico no valora las bondades del país. Por ejemplo, Juanita Sánchez, de China, dijo: “aquí sí hay trabajo, pero no le ponen”.

* Colaboró Roger Amoretty.

Diana Salinas, Colombiana. Modelo / 6 años en Costa Rica.

Lo bueno siempre será la calidez de la gente, lo feo es que siempre hay que tener a alguien en el medio para conseguir las cosas”.

Martín Aldaburo, Argentino. Restaurantero / 10 años en C. R.

Iba al País Vasco a poner un restaurante, pero un amigo me dijo que lo pusiera aquí. Se llaman El Novillo Alegre, y son tres”.

Irina Katchan, Rusa. Meteoróloga / 23 años en C. R.

El clima hace que la gente sea más desahogada, no tan estresada. No he aprendido a ser tan diplomática. Hablan con dulzura”.

Mauricio Hoffman, Tico (origen chileno y alemán). Presentador /Toda la vida.

Como es posible que tengamos las calles tan feas. Por lo demás, Costa Rica es un país hermoso, con su flora, fauna, las playas”.

Luis Rosero, Ecuatoriano. Demógrafo / 30 años en Costa Rica.

Lo más difícil es la ingobernabilidad, la dificultad para tomar decisiones. Llevamos al extremo eso de que todos pueden opinar”.

Flor Urbina, Nicaragüense. Artista / 20 años en Costa Rica.

Uno no escoge salir del país, nos vimos obligados a salir por la situación tan peligrosa y difícil que se vivía en Nicaragua, por la guerra civil.”

Enrique Torb, Tico (origen afrocaribeño). Dueño Panadería / Toda la vida.

El negro es el que mantiene el poder en Limón porque es la mayoría. Pero eso no quita que haya bastante racismo, uno lo siente”.

Leticia Carollo, Francesa. Modelo / 10 años en Costa Rica.

Me vine porque era menor de edad y no tenía opinión. Me trajo mi madre. No sabía nada de español, aprendí sola. Ahora amo este país”.

Antonio Así, Mexicano. Restaurantero / 9 años en C. R.

Costa Rica está bien en cuanto a lo económico y cultural, donde veo que está fallando es en la infraestructra, como calles, edificios”.

Clare Wuudman, Canadiense. Profesora Inglés / 15 años en C. R.

Tengo un mes de haber obtenido la nacionalidad. Lo que no me gusta es el papeleo para hacer trámites. Duré tres años en nacionalizarme”.

Karl Schmack, Guatemalteco-Alemán, Director Ejecutivo Centro Cultural Costarricense Norteamericano.

Puedo apreciar mejor las bondades por ser de otro país y haber vivido en otros lugares. El tico no sabe lo que tiene”.

Mayra Guardado, Salvadoreña. Propietaria Pupusas Mayra.

Me casé con un tico y me separé. Fui empleada doméstica. Era duro. Luego, regalaba pupusas de casa en casa hasta que puse un negocio”.

Johanna Ortiz, Colombiana. Modelo / 8 años en Costa Rica.

La gente es pasiva, porque el Estado es proteccionista. Uno está acostumbrado a cosas rápidas, porque allá uno hace las cosas”.

Vicente Aguilar, Español. Restaurantero / 14 años en C. R.

El tico trata de encontrar el equilibrio, no es confrontativo ni agresivo. Trata de armonizar la relación en vez de polemizar diferencias”.

“No me gusta tanta lluvia”

Alfredo Gómez, cubano, quien ejerce como médico, señala que no se logra acostumbrar a tanta lluvia que cae en Costa Rica.

“Es cierto que en Cuba llueve, pero dos horas y para, también hay huracanes, pero aquí llueve demasiado. Uno se acuesta y amanece con lluvia”, expresó el cubano.

Gómez dice que se vino a Costa Rica hace once años, con toda la ilusión de ejercer su carrera y realizarse en forma profesional.

“Las costumbres del pueblo son parecidas a las costumbres en mi país, desde el comportamiento social y desde el punto de vista culinario. También el clima es similar, hay zonas de playa calientes y la geografía son parecidas”, explicó. Gómez añadió que la calidez del pueblo lo hace sentir muy bien, como si estuviera en casa”.

“Limón es como mi casa”

La china Juanita Acón no se arrepiente de haberse instalado, hace 58 años, en Limón.

“En este lugar me levanté, eran tiempos en que la gente era muy amistosa y había gran confianza de mantener abierta la casa para dar un paseíto. Ahora por más seguro que ponga a uno se la saquean”.

Sin embargo, está muy a gusto en el pueblo de Limón, donde, con sus hijos, tiene varias empresas y administra el Hotel Acón.

“Me casé con Ramón Acón, uno de los primeros chinos que había en Costa Rica. Fue en Hong Kong. Cuando vinimos, ya tenía un abastecedor. Vine pensando en un futuro mejor”, explicó la china, viuda desde hace once años. “Cuando llegamos recuerdo que había solo dos taxis y vivimos en la esquina La Glendita”, confesó.