Franklin Arroyo González
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Tiffany, Angelie, Daniela y Danna, niñas primas, vecinas de Guadalupe, se dieron gusto brincando en los nuevos inflables del Parque Acuático Ojo de Agua, en Belén de Heredia.

David Vargas, de cuatro años, se divirtió montado en un caballo, con su madre, Verónica Rodríguez, en el Parque Metropolitano La Sabana.

Ellos son parte de los miles de costarricenses que aprovechan el fuerte sol y los primeros días de la Semana Santa para escaparse de la rutina y descansar, sin necesidad de salir de San José.

“La playa ahora es para los ricos. Venimos a Ojo de Agua para que disfruten los niños, más que todo por ellos. Está muy bonito, es accesible y nos queda cerquita”, dijo la abuela de las niñas, María Cecilia Cerdas Jiménez.

Allí, la entrada vale ¢1.325 y se puede comer al aire libre, comprar un casado típico (¢1.800), andar en bote ( ¢150), en las bicicletas inflables (¢2.000) y en kayak (¢3 mil).

Ojo de Agua recibe cerca de seis mil personas cada fin de semana. Abrirá todos los días de la Semana Mayor, incluido el jueves y el viernes.

A poca distancia, en La Sabana, se puede tomar el sol mientras se “mejenguea” en alguna de las canchas, se juega baloncesto, tenis, se corre y hasta se puede pescar en el lago.

Algunos no salen lejos porque no les alcanza el dinero y otros prefieren hacerlo en otra época del año.

Verónica Rodríguez, la madre de David, aprovechará las vacaciones de medio año, para ir a la playa. “No se puede ir las dos veces”, dijo.