Róger Amoretty, corresponsal y Rodolfo Martín
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Limón. Que el expelotero nacional Danny Haylin Shaw viviera agradecido con Dios, por la facultad que le dio para jugar al béisbol –como lo consignó el obituario que obsequió su familia–, fue algo que destacó el padre Luis Enrique Madrigal, quien celebró el sepelio en Limón.
“Es que después de salir y volar muy alto no abandonó a su Limó, contrario a muchos otros, que sí se olvidaron de esta tierra que los vio nacer”, expresó el sacerdote, quien recalcó que estos “dones” deben ser usados para el bien de quienes los posean y de sus comunidades.
Recordó a otros atletas como Yolanda Britton, Rigoberto Morris, Juan Gobán y Beto León.
“Dios les dio dones y carismas, pero, ¿cuántos los hemos usufructuado de manera egoísta y para poner en mal a la provincia? Eso es lo más doloroso”, dijo.
Las palabras de Madrigal retumbaron fuerte en la catedral. Al final, los Haylin se abrazaron con Garrón, Babb, Del Barco, Rudock, Taylor, Argüello, Barrientos, Lucas, Sterling, Bourne, Esna, Chin, Coward, Sarkis, entre otros.
Como lo dijo mi amiga Karen, “aquí estamos dándonos el pésame los unos a los otros”.
Descanse en paz, Danny.
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