Guillermo Herrera
Vecino de Cinchona
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La destrucción de Cinchona es una cosa increíble. Tengo 15 años de vivir aquí y no puedo creer aún lo que ven mis ojos.
El pueblo del que me enamoré, donde nacieron y estudiaron mis hijos y donde empecé a construir un futuro con el turismo, quedó totalmente destruido con el sismo del 8 enero anterior.
La cifra de víctimas no refleja la magnitud de la tragedia. Muchos salimos bien librados.
Duele mucho saber que perdimos grandes amigos. Gente que era un ejemplo de trabajo para todos en la comunidad.
Hace daño pasar por los sitios donde perdieron la vida y por aquellos donde aún yacen sus cuerpos. Norlan Flores y su hija, Hania, de apenas año y medio, están a escasos metros de mi casa, que al mismo tiempo era un mirador y restaurante.
Lo que más impacta es ver cómo cambió el paisaje. Sé que es algo natural, que es evolución pura, pero no deja de sorprender la transformación del bosque.
Camino por la calle principal de Cinchona, que cruza de sur a norte. Hay varias casas en el suelo, otras están agrietadas y las puertas abiertas. No hay nadie. Los vecinos no están.
Es duro caminar sin poder saludar. Sin preguntar cómo están.
Sorprende ver la casa de Francia Morera en el suelo. Era una de las más bellas del pueblo. Siempre bien cuidada.
El templo católico está destrozado. Hace unos 20 años la comunidad luchó para levantarlo, con la colaboración con los dueños de la fábrica El Ángel.
El santo de Cinchona, San Martín de Porres, yace a un lado del altar. Lo voy a recoger y lo voy a entregar al sacerdote. La verdad, hay que rescatar las cosas que nos unen.
Paso por la escuela y le doy gracias a Dios que no estábamos en clases. La mitad quedó en el suelo. El comedor escolar completo se fue al guindo.
Para muchos en este pueblo, esto es un empujón. Un impulso para dar un paso adelante y empezar una nueva vida.
Ahora, más que nunca, tenemos que estar unidos y construir lo que será, la nueva Cinchona.
Colaboró: Erick Carvajal, enviado.
Parada turística
07/03/2005
Así era la catarata El Ángel. La belleza escénica la convertía en una parada obligatoria para turistas. Cortesía Guillermo Herrera.
20/01/2009
Luego del terremoto la naturaleza se encargó de transformar el lugar en una pared llena de lodo e inaccesible. Herbert Arley.
Felices vacaciones
19/12/2008
Niños disfrutaron las fiestas de la alegría en diciembre pasado. Cortesía Guillermo Herrera.
20/01/2009
La escuela perdió parte del comedor, el cual se derrumbó. Actualmente quedan dos aulas completamente destrozadas. Herbert Arley.
Mirador panorámico
20/12/2008
Del observatorio Cinchona se apreciaba una gran variedad de aves y el esplendor del bosque. Cortesía Guillermo Herrera.
20/01/2009
Luz González y sus hijos, María Jesús y Federico Herrera lograron salir de los escombros que les cayeron encima. Herbert Arley.
El salón del pueblo
28/12/2008
Con mucha alegría, la graduación de la escuela de Cinchona se efectuó, en diciembre pasado. Cortesía Guillermo Herrera.
20/01/2009
La destrucción es total. Allí se llevaban a cabo todas las actividades sociales de la comunidad. Herbert Arley.
Templo del Señor
10/06/2008
Las fotos, como la de este matrimonio, traen muchos recuerdos a los sobrevivientes. Cortesía Guillermo Herrera.
20/01/2009
Fue una de las estructuras más afectadas. Está complemente destruida y falseada. Herbert Arley.
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