MSc. Margarita Murillo Gamboa
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De los seis a los nueve años es el tiempo para afirmar los roles sexuales. Se busca que los niños muestren su masculinidad y las niñas su feminidad.

Es un tiempo delicado, pues se puede caer en estereotipos, llegando a afirmar aspectos culturales que posteriormente no serán de provecho para su desarrollo. ¿Qué es femenino y qué no lo es? ¿Qué es masculino y qué no lo es?

Consideremos la presión que vive un niño, de cinco a siete años, cuando en una fiesta se le pregunta: ¿cuántas novias tiene …?

La pregunta conlleva una presión sobre lo que se espera de él: que conquiste, no sea afeminado, que pueda ser atractivo, etc.

Las primeras presiones culturales pueden constituirse en situaciones estereotipadas, incluso lastimando aspectos sensibles de la personalidad. Por ejemplo: si un niño-varón es un poco tierno, sensible, llorón, le gusta cocinar, bailar; sin duda será objeto de preocupación en su familia.

Si una niña muestra ser muy agresiva, deportista, inquieta, no le gustan las muñecas ni los juegos de casita, gusta de la bola y de juegos con varones; puede que sus familiares se cuestionen si está actuando adecuadamente.

Las maestras de preescolar (pues no tenemos maestros varones), cuestionan porque todavía tienen niñas que no van al sector de construcción, y varones que no desean entrar al área de casita.

Los niños (as) han manifestado, que en sus casas le has dicho que eso no es “para niños o para niñas”. Los padres y las madres, deben de tener el cuidado, de no caer en estereotipos que más adelante, vayan a generar ansiedad y tensión en sus hijos e hijas.

Ser hombre o mujer, es un proceso que inicia con una buena autoestima, si pensamos que los roles les darán autoestima, estaríamos limitando a la persona.

Estamos, culturalmente en un tiempo nuevo, construyendo nuevos hombres y mujeres. Los roles están poco estructurados, pues ambos están realizando el papel del otro, generando confusión, pero debe verse como positivo.

Esto ha permitido que las personas puedan realizar lo que realmente les agrada y fortalece. Sin embargo, es importante, establecer con las responsabilidades.

La comunicación clara, firme y afectuosa, pues por estar pendientes de los roles, nos olvidamos de educar.