Julio Peña, corresponsal
Rodolfo Martín
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Nosara, Nicoya.- Eran las 9:32 p.m. del sábado cuando el narrador, Lico Carrillo, grito: “¡se sentó, y ya pidió puerta, arriba ‘El Malacrianza’, ahí lo lleva, arriba, más arriba, va arriba, espectacular la monta, arriba, se levanta, se lo está quitando, qué malacrianza de animal”.

Las cuatro mil personas, que llenaban el redondel de Bocas de Nosara, estallaron eufóricas. El toro de playa Garza, botaba al experimentado montador Juan Carlos Bustos.

La afición deliraba. Aquello era una locura.

El animal, en su aparición tras la derrota del 4 de enero en Zapote, volvió más furioso que nunca.

Eso hace apasionante su revancha contra “El Chirriche” el 7 de febrero en Nicoya”, dijo Jeannete Rodríguez, dueña del afamado ejemplar.

Este tipo de regreso, en una noche mágica, de suave brisa que bajaba desde la montaña y se perdía en el océano Pacífico, fue algo que se veía venir desde la tarde.

A las 3:49 p.m., en los corrales de la Nueva Esperanza, el animal “avisó” de una violencia poco conocida, cuando –ante la mirada de un centenar de aficionados– andaba inquieto por el corral, alejado de otros toros.

Luego las reglas del encierro volarían al medir fuerzas con “El Cochovis”.

Más tarde, en el camión que los llevaba hasta Nosara, embistió con tanta furia al “Gorrita” que tuvieron que amarrarlo.

Ya en el redondel saltó violentamente sobre el portón en la manga de salida y desde los tablados la gente gritaba: “¡no lo dejen salir! “empujen”, para evitar que alcanzara la plaza y con ello que la monta fuera suspendida.

A las 9:17 p.m., la temperatura en la sangre fiestera alcanzó punto de ebullición. El narrador “Carrillo”, anunció que Bustos estaba sentado sobre los lomos del toro.

El animal se exhibía incontenible: “¡No lo pegue!”, le gritaron al montador, cuando el animal volvió a saltar sobre el portón.

Al final Bustos salió con valentía, pero “El Malacrianza” se deshizo de él rápidamente, para demostrar que está listo para enfrentar a “El Chirriche” en Nicoya.