Antonio Alfaro, enviado
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Tegucigalpa, Honduras. Llegó el momento. El primer sinsabor. La hora de probar de qué está hecha la Selección. La misma pregunta se hacen en Honduras, en torno a su selección, también derrotada por Panamá en la UNCAF.

“Eso es lo que tenemos que asimilar”, había dicho el técnico Reinaldo Rueda. Anoche le tocó a Kenton, luego de nueve victorias consecutivas, derrotado en penales por Panamá, luego de 90 minutos sin romper el cero a cero.

Panamá se plantó duro, animado por un puñado de panameños que se habían adueñado del “¡sí se puede, sí se puede!”.

Sin importar el rival, los nuestros querían confirmar ese “yo quiero quedarme en la “Sele”. Enfrente tenían un rival duro de abrir, bien plantado, empecinado en no permitir lo del duelo anterior, tres goles ticos en casi igual número de remates directos.

Esta vez se cerraron al punto de no permitir ni un solo remate en todo el primer tiempo. Por primera vez en cuatro partidos de la UNCAF, la Tricolor regresaría al camerino sin haber anotado.

Más cerca estuvo Panamá al cierre del primer tiempo, motivado por el atrevimiento de ese “peliteñido” número 10, Nelson Barahona, volante rápido, quien osó colarse entre ticos, también rematar de media distancia, obligar la estirada de Ricardo González.

Eso le hacía falta a la “Sele”, alguien que rompiera el libreto, que intentara el regate, abrir un portillo, desajustar la ordenada zaga canalera. Sobraba sobriedad.

“¡Mambo, Mambo!”, coreó el puñado de ticos en un par de ocasiones. Kenton lo incluyó para el segundo tiempo, en busca del desequilibrio que faltaba. A la misión se unieron los relevos de Brenes y Jiménez, también jugadores atrevidos.

El juego se abrió: Panamá contraatacó, Ricardo salió con apuros del área a despejar con el pie un balón, tuvo que ensuciar el uniforme; Penedo, en el arco de en frente, al fin pasó apuros.

Esta vez ganó su duelo a Furtado. “Tiene sangre fría para definir”, había dicho el arquero panameño, en alusión al gol que le metió Furtado en el primer juego de la Copa. Esta vez le achicó mejor y luego le tapó cuando el tico quiso meterlo con todo y bola. Esta vez obligó a los penales.

Y le tocó el turno a Paolo, el tercer francotirador tico, en una tanda de penales en el que todos se habían negado a fallar. Y falló. El “Mambo” se fue a toparlo en su regreso al centro del campo. Lo mismo hizo el resto del equipo. Todos lo abrazaron. Hay solidaridad, ya vimos. Falta ver, la capacidad para ganar incluso en las derrotas, sacar lecciones de las caídas. Honduras ya casi está en Costa Rica y no hay campo para cobardes.