Jueves 11 de junio de 2009, San José, Costa Rica
Nacionales | Pido la palabra
Cuidar de mí

Roxana Zúñiga Quesada
Periodista
ropazu@racsa.co.cr

Me da lástima mi ángel de la guarda. ¡Qué pereza cuidar de mí!

Debe envidiar montones a los colegas que trabajan para Barack Obama, Hugo Chávez, Paris Hilton, Niurka y tantas celebridades que le inyectan emoción a sus existencias.

Mi querubín, cada amanecer, debe gritar: “Oh no, Dios mío, ya viene la oración: ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día... Estoy harto de esa rutina, ¡quiero vivir!

“En cambio, si protegiera a un diputado, por ejemplo, tendría que librarlo de tanto ataque rastrero y puñalada por la espalda, de tanta ruindad que habita en Cuesta de Moras.

“Y si mi base de operaciones fuera Zapote, tendría que cuidar a don Óscar, a su hermano Rodrigo y a otros altos funcionarios de la maldita (‘ups’ esa palabra no me la permiten) traición que crece en las esferas políticas como la mala hierba. ¡Pero ese sí sería un trabajo interesante!

“¿Por qué hay tanta traición en la política? Por los intereses que se cuecen en esa enorme olla. ¿Por qué hay tanta traición en el amor? Por la misma razón. ¿Cuál es la peor traición? Todas. En el infierno debe haber una sección especial para esos seres despreciables”.

Mi apreciado alado debe clamar al cielo para que le asignen alguien importante. Dicen que en su expediente hay cientos de solicitudes. Pero su gran castigo sigue siendo velar por esta portadora de microbios y bacterias, frustrada herediana con exceso de peso.

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