MSc. Margarita Murillo Gamboa
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El primer mito que tirar es que: el encuentro coital acaba en una noche, cuando pueden llevar de ocho a quince días. El fin es producir muchos orgasmos y mantenerlos. El primer paso es el juego, galanteo y exploración.
El orgasmo implica tres componentes, uno erótico, dónde se ha aprendido a manejar y conocer el cuerpo. El afectivo, pues el impulso sexual viaja con las emociones, y aprender a madurar y manejarlas es básico.
El tercero es el espiritual, que implica vivir este encuentro con respeto, ambos queremos estar y sin ser forzados.
El segundo mito es que: el coito arregla problemas emocionales. Rotundamente no, la energía sexual tranquiliza, estabiliza un poco, pero no resuelve hay que comunicarse abierta y honestamente, con respeto.
El segundo paso surge después del juego, galanteo y exploración. Este es el deseo y la seducción, que surge cuando me siento linda, deseable, capaz de seducirme para seducir.
Es la picardía del encuentro, con secretos y deseos.
El tercer paso es negociar, pedir lo que me gusta y cómo me gusta, las mujeres debemos de aprender a darnos el derecho de vivir nuestro placer.
Fuera el tercer mito: Los hombres son los encargados del placer de la mujer. No, no lo son, las mujeres deben aprender a comunicar lo que sienten sexualmente y pedir lo que les gusta.
Cuarto mito: Una mujer no puede desear o tener iniciativa, eso es de hombres, si lo hace es porque “anda con alguien o le enseñaron”. Este mito va unido al anterior. Culturalmente creemos que “ellos enseñan”, cuando en realidad ambos aprenden y tienen el derecho a equivocarse y explorar.
En un encuentro coital no es necesario “concluir o llegar”, sino disfrutar, pues cada uno tiene un ritmo diferente, disfrutar de la diferencia en el deseo, en la exploración y en el encuentro, esa es la riqueza.
Los actos son muy mecánicos, cortos y dejan una especie de vacío o sinsabor. Así que deben negociar, puede que uno desee “plato fuerte”, y el otro solo “postre”, con esto ilustro que no necesariamente los dos coincidirán en lo que deseen. Uno querrá masaje, otro penetración, o caricias. Hay que abrirse a encuentros para los dos . Luego de negociar entra la excitación, que se debe aprender a manejar, pues pasa muy rápido al orgasmo y se debe procurar dejarla en el cuerpo.
Ambos deben aprender a subir la excitación al resto del cuerpo y comunicar sus sensaciones.
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