Esteban Rojas Sáurez
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Este escultor de 59 años tiene la capacidad de convertir una simple tiza para impartir lecciones en una obra de arte en miniatura. Mario Parra asegura que “sólo los mediocres guardan los secretos”, por eso comparte sus conocimientos con los estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR).
¿Cuándo comenzó su amor por el arte y la escultura?
A los cinco años, mientras estaba en el kinder jugando con barro de olla, en barrio Cristo Rey.
¿Contó con el apoyo de sus padres?
No, nunca me creyeron y creían que yo me iba a morir de hambre. En el Liceo de Costa Rica los compañeros me decían que para qué pensaba estudiar arte.
¿A qué se dedicaba su padre?
Mi papá tenía una cantina.
¿Lo criticaban?
Sí, me decían que eso era de afeminados, y que de eso no se podía vivir en este país.
¿Se puede vivir del arte?
Sí. Hay que abrirle el espacio a la nuevas generaciones.
¿Cómo calcular el precio del trabajo del artista?
Hay que ver cuánto se invierte en los materiales, cuánto tiempo tarda uno y súmele a esto un 300 por ciento y obtendrá la cifra. Esto es lo que le puede dar a usted la defensa en las crisis que se pueden presentar.
¿Con cuáles materiales prefiere trabajar?
La tiza, me hice miniaturista y la gente así me conoce. Además, me doy cuenta de que la madera es el mármol de América Latina.
¿Da clases?
Me encanta educar, he dado clases toda la vida. Solo los mediocres guardan secretos, hay que enseñar, los secretos son pura envidia. Espero que salgan 100 discípulos mejores que yo, así podré superarme yo cada vez más.
¿Dónde da clases?
En la Universidad de Costa Rica y en colegios también.
¿Y fuera del país?
En Nueva York y Barcelona. Son muchos los lugares a los que he ido.
Dicen que el hábito no hace al monje. ¿Qué opina?
No, no es cierto. Hay que tratar de ser responsable con los trabajos que uno realiza. Lo mejor es buscar todos los días ser el mejor y superar siempre a los demás.
¿Tiene idea de cuántas esculturas ha realizado?
Muchas. Yo soy hiperactivo, hago una por día, si yo les hubiera tomado fotos habría enriquecido a la Kodak.
¿Cómo nació la idea del monumento al boyero?
Marco Segura, de la Municipalidad de Escazú, me dijo que había un grupo al que se le podría hacer una propuesta para hacer algo para los boyeros.
¿Se hizo más grande de lo que esperaba al principio?
Todo es tan subjetivo y difícil de cuantificar. Empezaron 40 metros, luego 48, después a 65 y la altura subió cuatro metros más. Se tenía que resolver un problema de apariencia, para que se viera una obra realista.
Aparte del arte, ¿qué otras actividades realiza?
Me gusta el deporte y la cocina.
¿Hace deporte?
Fui campeón nacional en jabalina y casi fui a las Olimpiadas en México, pero faltando un mes me lesioné un hombro. Además, jugué fútbol con Uruguay de Coronado.
Escultor
Mario Parra Brenes
Edad: 59 años
Hijos: 2
Dato: Los amantes del arte y de los bueyes pueden encontrar su obra en San Antonio de Escazú. Asegura que al monumento le faltan dos etapas más.
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