Milton Montenegro, enviado
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México, Distrito Federal. “¡¿Dónde están los ticos que nos iban a ganar?¡ ¡¿Dónde están...?”, coreaban los aficionados mexicanos. Me hago la misma pregunta.

Tanto hablar de “Aztecazo”, de una Costa Rica sin complejos, para finalmente ver un equipo que respetó demasiado a México.

Si Kenton nos dio alguna esperanza de fútbol ofensivo con su alineación, enviando al campo a tres volantes ofensivos (Sunsing, Bryan Ruiz, Óscar Rojas), como socios del atacante Andy Furtado, el juego nos devolvió pronto a la realidad. Fueron necesarios 54 minutos para ver el primer remate directo de la “Sele”.

México, que tampoco es nada de otro mundo, como quedó demostrado, también había rematado poco (apenas tres de veces), pero al menos lo suficiente para estar 2-0 a esas alturas.

Una mala salida originó la tempranera apertura del marcador (20 minutos). A la basura la teoría: la presión que sentirían los mexicanos con el paso de los minutos, la desesperación de los casi 100 mil aficionados. El segundo tanto terminó de hundir a la Tricolor. Fue un claro penal de Myrie sobre Pardo, consecuencia de un México que atacaba y una “Sele” que esperaba.

Costa Rica desentonó con las expectativas, al estilo de un Esteban Granados impreciso, mal en la marca. Tras él, el resto. A excepción de Bryan Ruiz, en el primer tiempo ninguno de los tico pesó.

En el complemento se atacó más. Claro, después del 2-0 la timidez le sobraba a cualquiera. México, además, parecía por momentos satisfecho con la victoria. También sus aficionados, los que se unieron a favor del “Tri” y en contra del “Aztecazo” tan publicitado desde Costa Rica.

Al final, las 100 mil gargantas hasta nos dieron serenata: “Ay aaayayaiii, caaantaa y no llores, porque cantando se alegran, cieeelito lindo los corazones”.

Arriba y abajo

Mucha cautela. Kenton alineó a varios volantes ofensivo, pero la “Sele” no tuvo la misma actitud en la cancha. Con hombres suficientes para desequilibrar, como Sunsing, Bryan Ruiz, Rojas y Furtado, Costa Rica se vio tímida.

Bryan Ruiz. De los pocos que se vieron con actitud atrevida. Asumió la labor de Centeno, de pedir la bola y servirla, se movió y hasta intentó ir al frente con su habilidad. Lo vimos encarar, pero le faltaron socios.