Isaac Zúñiga Keith
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Corrió, metió y se esforzó. Pero tuvo un discreto juego ayer, pues entregó algunos balones y le mostraron una amarilla rápido.

El volante Esteban Granados jugó ayer, ante México, su primer partido en una eliminatoria mundialista de la CONCACAF.

“Muy contento porque en el pleno personal entré con confianza, creo que el nivel que mostré en los primeros 45 minutos fue aceptable, pero ahora lo que queda es pensar en El Salvador”, destacó Granados.

El técnico Rodrigo Kenton le dio la oportunidad de salir en el once estelar siendo el candado de la Tricolor, acuerpado en la media cancha por Celso Borges, en el difícil encuentro que perdió ayer la Selección Nacional, 2-0.

Eso sí, limitado por una tarjeta amarilla que recibió, y debido a que la Tricolor estaba con el marcador en contra, Granados solo estuvo en el terreno de juego 45 minutos.

Fue sacrificado, para buscar más poder ofensivo, con el ingreso en la etapa de complemento, de Álvaro Saborío.

En esa primera mitad del cotejo, Granados puso su garra y ganas, se empleó sobre todo en labores defensivas, haciendo coberturas a las espaldas de los zagueros centrales de la “Sele”.

Le faltó, quizá por ahí, aportar más en ofensiva, pero en términos generales el brumoso, que posee poco rodaje internacional con la escuadra patria, tuvo un juego sin lucir, en unas circunstancias difíciles que se suscitaron en el choque y todo el ambiente que rodeó este compromiso.

Opina el experto

Julio Bustos, analista

“La labor de Granados fue dentro de lo normal, de un jugador que tiene la oportunidad de entrar de titular. Para estos partidos se requiere mucha experiencia.

Fue a recorrer bastante terreno, para obstaculizar el trabajo de los jugadores de México; no podemos hablar si fue malo o bueno, cumplió en el aspecto táctico. No jugó mal, hizo lo que tenía que hacer, ir a tapar.

Al ver cómo se paró el equipo tuvo que hacer un recorrido mayor, hizo el gasto, fue el sacrificado. No me disgustó”.