Gabriela Solano
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Sus enormes ojos, cuerpo escultural y dulce candidez, han hecho de Betty Boop uno de los personajes de culto favoritos del siglo XXI. La gran maquinaria de mercadotecnia ha sabido aprovechar su sexy imagen, estampándola en accesorios, muñecas, ropa, utensilios y útiles escolares.

Hoy día Betty Boop parece estar más viva que nunca, a pesar de que esta adolescente animada cumplirá el próximo 9 de agosto 79 años.

Su primera aparición fue en 1930, en las “Fleischer’s Talkartoon Series” y su padre se podría decir que es el dibujante Grim Natwick.

Sin embargo para sorpresa de muchos la chica no nació como una adolescente sexy de cabello oscuro, al principio era un perro caniche francés. Dos años después el animado fue rediseñado tomando una figura humana, las orejas de can se cayeron dando lugar a los enormes aretes en forma de argolla.

Al igual que su figura, su nombre fue sufriendo cambios conforme pasaron los meses. Nancy Lee y Nan McGrew, fueron algunos de los usados antes de ser conocida oficialmente como Betty Boop.

Su imagen no gozaba de tanta sexualidad al principio, hasta que Dave Fleischer (hermano del productor del animado Max Fleischer) le metió mano retocando sus curvas y acentuando su escote.

Para agosto de 1932 la bella adolescente (16 años) era dueña de su serie “Betty Boop cartoons”. El juego entre ella y otros personajes, quienes intentaban espiarla para ver más allá de su falda, fue ganando adeptos.

Betty fue la plataforma idónea que utilizaron sus productores para lanzar a otro personaje: Popeye, el cual debutó a su lado en 1933 en el corto “Popeye, el marino”.

Curiosamente fue Betty la que tuvo que ocultar su brillo durante 1934, cuando se endurecieron las leyes de censura en los Estados Unidos. En años posteriores ella demostró gran versatilidad al aparecer en capítulos ambientados en el Viejo Oeste, en Hawai, como la Cenicienta y enfermera.

Durante 1939 la sexual caricatura apareció como una sumisa ama de casa, lo cual se dice, le restó encanto a su personalidad. Poco se registra de ella durante la siguiente década. En 1950 se retransmitieron algunos capítulos, pero fue en el 60 que ganó nuevamente popularidad y color, ya que los animados originales fueron coloreados. Lamentablemente para lograr el proceso se simplificaron los movimientos y la animación original.

En la década de los 80 una nueva generación descubrió a Betty gracias a la película “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (1988), en donde la sensual trigueña fue rescata del baúl de los recuerdos para jamás volver a este.