Juan Diego Villarreal
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Como la noche del día, así de distinto fue el accionar del Saprissa ante el Monterrey de México, en la primera jornada de la Liga de Campeones de la Concacaf.

Una primera parte para el olvido, casi metido en su área, “sacando agua del bote” sin pasar de la media cancha.

Con once tiros de esquina en su contra y apenas capeando el “chaparrón” de Los Rayados, la verdad que el 1-0 en su contra le salió más que barato a los saprissistas.

Es así, como la anotación de Aldo De Nigris, al minuto 24, presagiaba lo peor y la goleada parecía inminente ante una defensa lenta, sin reacción y un equipo que no mostraba nada ante los azteca.

“Paté” Centeno desaparecido y apenas al 42, fue el primero en rematar en contra de la portería mexicana.

Sin embargo, en el complemento los ticos reaccionaron, quizás los mexicanos se confiaron más de la cuenta, pero el hecho es que Saprissa se vio mejor, tomó el control de las acciones y el ingreso de Ricardo Blanco y más tarde Jairo Arrieta le dio un perspectiva diferente a los morados que se la creyeron y empezaron a ir al frente con más confianza y contundencia.

Incluso al 71, el árbitro le anuló un gol a Jairo Arrieta, aunque el delantero nicoyano estaba ligeramente adelantado para su suerte.

Lo malo de los nacionales es que no salieron desde el arranque con esa confianza, con esa convicción de querer ganar el partido.

Acaso los asustó el estadio Tecnológico o bien hicieron caso omiso de las indicaciones Roy Myers, quien de fijo les “jaló el aire” a sus pupilos en el medio tiempo, después de sufrir por el mal accionar de sus dirigidos.

No cabe duda que hubo dos escuadra muy distintas en el compromiso, de eso no hay duda.

En lo personal me quedó con el Saprissa del complemento, lástima que esa iniciativa no se observó desde el arranque, a lo mejor el marcador pudo ser diferente y lo que parecía una goleada humillante bien pudo terminar en una gesta del cuadro tibaseño.

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