Once personas han fallecido en las calles en lo que va del año por imprudencias prevenibles. Esto es como morir a causa de una enfermedad que se pudo evitar con una vacuna.
¿Por qué pasa esto? Por descuido, distracción, pensar que se puede hablar por teléfono, leer, enviar mensajes, ver películas y al mismo tiempo estar concentrados al manejar el carro.
Datos de Tránsito revelan que en promedio al mes, entre 900 y 1.100 conductores son multados por ir hablando por teléfono.
Estudios científicos revelan que la concentración se pierde al sostener una conversación y al mismo tiempo trata de conducir.
Otras investigaciones detallan que el tiempo de respuesta disminuye de un 38 a un 33 por ciento. Además, el 75 por ciento de las personas que hablan mientras manejan no perciben la presencia de peatones y ciclistas en la vía.
Esos informes no hacen otra cosa que ratificar que no se pueden hacer bien dos o tres cosas a la vez, alguna de ellas no saldrá bien. Si preparaba algo y falló lo puede tirar a la basura y si es una tarea, comenzarla de nuevo. Cuando las dos cosas se hacen al volante, las vidas que se pierden no se pueden recuperar.
Distraerse en la lectura de un documento, al parecer, es la responsable de la muerte de dos personas que viajaban en un camión de Matadero del Valle, el lunes anterior, en en San Rafael de Alajuela.
Si un descuido puede resultar tan grave como matar a alguien o matarse usted mismo, cómo la multa de tránsito no desalienta a los conductores, cómo las consecuencias no permiten educar a choferes y peatones a actuar con mayor responsabilidad. Salga a la calle y eche un vistazo. La imprudencia abunda.
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