Karina Picado, psicopedagoga
karinavidasana@gmail.com

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Me involucré con mi jefe, quien es una figura pública y con poder político, no sé cómo pasó, pues él es casado y parece feliz con su señora, pero yo lo amo. No sé qué hacer.

Tome conciencia y analice “con la cabeza fría”, (dejando por un momento un poco de lado sus sentimientos): él está casado, es figura pública, parece feliz con su esposa, esas tres cosas lo atan muy fuertemente a ella, el hecho que usted lo ame no lo acerca a usted, podría inclusive verla como una amenaza a su matrimonio. Usted lo conoció con esa condición y aún así se involucró, esto no le da derecho a exigirle que la deje para estar con usted. Y él fue hábil en no alertarle sobre esto, para que usted no siguiera adelante. Renuncie a eso que le hace daño, vaya a grupo de codependencia, llame al 222-99205.

Amor “viejo”

Soy una señora de 74 años que va a un hogar diurno para ancianos. Ahí conocí a un viejito de 80 que quiere ser mi novio formal (hasta tener sexo), pero yo tengo miedo de eso y de mis hijos.

Nunca es tarde para el amor, nuestra sociedad asume que las personas de la edad de oro carecen de impulsos sexuales y que en caso de separarse o enviudar deben seguir su vida sin volverse a enamorar o amar a otra persona. La verdad es que somos seres humanos y como tales provistos de una prodigiosa sensibilidad afectiva y que esta no tiene por qué disminuir con la edad. Es posible que a su familia le incomode, pero usted debe velar por sus propios deseos (no los de su familia o los de ese señor) escriba en un papel qué es lo que usted verdaderamente quiere.

Al lector

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