Franklin Arroyo González
farroyo@aldia.co.cr

Plasmas en hombros, refrigeradoras van y vienen. Baileys agotados. De pronto se escucha un “compro y vendo saldos”, mientras el calor, el gentío y el cansancio agobia a los más sensibles.

Con el aguinaldo en mano y con los precios de locura en muchos artículos, el Depósito Libre Comercial de Golfito sigue siendo un atractivo para los costarricenses en esta época del año.

Para muestra un botón. El fin de semana pasado hubo 3.500 visitantes y se esperaba que este viernes, sábado y domingo, el número fuera mayor. En promedio, un fin de semana llegan unos 800.

Algunos no escatiman recursos, sea para consumo personal o para hacer negocio.

En uno de los almacenes que venden licor, un hombre facturaba una compra por más de ¢400 mil. Pagó en efectivo y no se quiso identificar.

Salimos de ese local y otra persona nos ofrecía comprar saldos. Dan hasta ¢13 mil por una tarjeta limpia (nota aparte).

Marylin Guevara, administradora de Electrozona (local #36), confirmó que las ventas son una locura.

“Todo se vende, pero el incremento de más peso se da en los televisores (plasmas, LCD y LED). Los licores también tiene un incremento muy fuerte ”. En las afueras, proliferan los comercios informales, con play station, celulares, fajas de cuero, perfumes, ropa, etc.

“Todo afuera es genérico. No compren nada”, le advierten a un turista, mientras que familias enteras, en las bancas, en una acera o bajo un toldo, analizan la próxima compra.

Luis Ángel Alfaro, de San Carlos, y su familia son una de ellas. Acomodan mercadería y piensan dónde apuntar con la billetera. Otros, convencidos de que viajar en carro propio es la mejor opción, se toman su tiempo, como Juan Ramón Alpizar, de Tibás.

“En excursión le dicen que a tal hora hay que salir… hay más presión. Compré un plasma y me ahorré como 35 por ciento con relación al precio de San José”. Douglas Solano, de Cartago, fue más claro. “Las pantallas cuestan ¢100 mil menos. Vine por la pantalla, por algunos juguetes y en la frontera compré ropa y tenis de marca”, manifestó.

De perfumes y policías

También hay locura en la frontera, 40 minutos más allá de Golfito. Perfumes, tenis, ropa, chocolates o licor se consiguen a precios muy accesibles.

Cualquier excursión que vaya a Golfito lo traslada a Paso Canoas, con un costo entre ¢20 mil y ¢25 mil, con hospedaje incluido y desayuno la mayoría de veces.

“La temporada ha estado buena, hay mucho movimiento desde noviembre”, dijo Kattia Castro, organizadora de una excursión. No para todos la situación es color de rosa. Javier Quintero, comerciante de un local pequeño en Paso Canoas, comentó que las ventas está flojas y que los daños en la red vial, por las lluvias de noviembre, aún pasan la factura

“La gente no compra. La Policía de Panamá molesta mucho a los turistas, piden cédulas, facturas y eso asusta a la gente”, dijo.

Locura

Los ticos consideran que los precios en Golfito y la frontera son competitivos.

MilenaArce, Heredia.

Vine por una pantalla, juguetes y una lavadora. El plasma lo conseguí en ¢240 mil. Muy bien los precios”.

Ricardo Luna, S. Rafael, Hered.

No he visto tanta gente, pero he llenado las expectativas. Todo lo he conseguido. Hay que comparar precios”.

Marvin Beita, Ciudad Quesada.

Tengo familia por aquí. Entonces aprovecho para pasear y venir a ver. Compro ropa, cosméticos, perfumes”.

Douglas Solano, Cartago.

Los plasmas a ¢100 mil menos. También vale la pena comprar juguetes”.

Cotizados

Marca Precio Plasma, 50 pulgadas Panasonic ¢440 mil LCD 32 pulgadas Panasonic ¢245 mil LED, 32 pulgadas Sonny ¢470 mil Baileys litro ¢6 mil Llantas aro 13 Nexen 1,75 70 ¢19 mil Whisky Johhny Walker, rojo ¢6.300 Microndas mediano blanco Samsung ¢48 mil Minicomponente Phillips 5 mil watts de salida ¢150 mil

 

La compra y venta de saldos, dentro del Depósito Libre Comercial de Golfito, es un trabajo para unos y una tentación para otros.

La actividad consiste en vender el monto que quedó sin utilizar, por parte del comprador, para que otra persona haga uso de él. Cada visitante mayor de edad, que saque tarjeta, tiene derecho a $1.000 (¢511 mil). Una tarjeta con todo el saldo disponible cuesta ¢13 mil. De allí para abajo se negocia al mejor postor.

Las más codiciadas son las que tienen todo el saldo de licor disponible. Es decir, cuando el visitante no ha comprado ninguna botella. El máximo son doce. Quien vende la tarjeta, debe acompañar a quien le compró el saldo a realizar las compras para firmar la respectiva factura y pasar la mercadería por aduana.

Un costarricense puede usar la tarjeta dos veces al año, en los siguientes dos períodos: de enero a junio y de julio a diciembre. Algunos artículos están restringidos a una compra por año, como televisores, refrigeradoras o lavadoras.