París, Francia / DPA. - España recibió ayer lo que los psiquiatras modernos califican como “refuerzo positivo”. Venció por 2-0 en Francia practicando un fútbol lleno de autoridad y confirmó que es una de las claras candidatas a ganar el Mundial.

España acudirá a Sudáfrica como una favorita a llevarse el título, mal que le pese a Vicente del Bosque, su entrenador, tan enemigo de los signos de euforia, tan seguro del poder debilitador que tiene el halago.

Pero ni siquiera el propio seleccionador puede sustraerse de esa realidad y ya en sus últimas comparecencias públicas ha incluido a su plantel “en el grupo de aspirantes”, junto a selecciones como Brasil, Inglaterra, Italia o Argentina.

Lo cierto es que España vive días triunfales. Ayer obtuvo un triunfo en un país en el que no ganaba desde 1968, una victoria más que unir a éxitos recientes sumados ante selecciones como Argentina, Inglaterra, Italia y demás.

“Olé, olé, olé”, se escuchó en el Stade de France durante varios momentos de la segunda parte, acompañando el fútbol de toque de España. Marcaron David Villa y Sergio Ramos en la primera parte, y hasta dio la sensación de que el equipo actuó con misericordia de una débil Francia.

En realidad, España lleva alargando su estado de euforia desde la conquista de la Eurocopa y sólo le queda por contar la “mancha” de la Copa de Confederaciones, en la que Estados Unidos le impidió jugar la final ante Brasil.

España llegará al Mundial como un tiro, después de obtener su clasificación contando sus partidos por triunfos.

Sus hinchas lo viven como un sueño y así lo demostraron ayer en las proximidades de los accesos al Stade de France, antes de comenzar el partido.

Grupos llegados desde Sevilla, Madrid, Valencia y otras ciudades cantaban ante la mirada casi nostálgica de la afición francesa, que no tiene muchos motivos para celebrar.

Un grupo de españoles mostraba un cartel inequívoco de la euforia que invade a los aficionados de “La roja”: “Nos vemos en la final del Mundial”. Ya con el estadio vacío, otros ibéricos se quedaron en las gradas para gritar: “Campeones, campeones”.