Miguel Calderón Suárez
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Desamparados.- Encadenados de pies, manos y cintura.

Así llegaron ayer a los Tribunales de Juicio de Desamparados los dos sospechosos de raptar y ejecutar a un menor de 16 años el 17 de febrero del año anterior.

Los hechos ocurrieron en el poblado de Agua Blanca, situado a tres kilómetros de San Ignacio de Acosta, cuando el joven de apellido Vladimir Villalobos Castro apareció sin vida en una pendiente del río Jorco, maniatado y con un disparo en su cabeza.

Los dos acusados responden a los apellidos Morales y Esquivel.

Según la acusación que leyó ayer el fiscal Carlos Díaz al inicio del debate, los imputados interceptaron a la víctima y a otro joven de apellido Jiménez en San Rafael Abajo de Desamparados, horas antes de cometer el crimen.

Ahí, a la fuerza obligaron a ambos a subirse en un Nissan Pathfinder color negro y se los llevaron hasta Acosta.

Ya en Agua Blanca, los sujetos bajaron a los muchachos del carro y le dispararon primero a Villalobos. “...Y cuando le iban a disparar al otro joven de apellido Jiménez, se escuchó el sonido de una motocicleta, situación que hizo que raptores se pusieran nerviosos. En ese descuido, Jiménez logró escapar por un precipicio”, explicó el fiscal Díaz.

Agregó que al joven lo persiguieron por la montaña, pero no lo encontraron.

Maritza Castro, madre del adolescente asesinado, pidió justicia y aseguró que su hijo “era un muchacho bueno que estaba tratando de salir adelante y dejar el vicio de las drogas”.

“Hay un Dios que todo lo ve. Quiero que esos hombres paguen por lo que hicieron”, exclamó.

A ambos sospechosos se les sigue la causa por los delitos de homicidio calificado y tentativa de homicidio calificado.

Las autoridades confirmaron que el crimen obedeció a un ajuste de cuentas. “Los hombres tenían el deseo de matar a los muchachos, aunque al final sólo pudieron con uno”, dijo el fiscal.

Minutos antes de comenzar el juicio, la familia del fallecido y la de uno de los acusados protagonizaron una discusión que tuvo que ser controlada por varios oficiales de la Fuerza Pública. El juicio continúa hoy con la declaración de la madre del ofendido.

Divididos

Maritza Castro, mamá de víctima.

Esos dos sujetos me quitaron a Vladimir, lo mataron salvajemente como si fuera un perro”.

José Quesada Loría, defensor.

Mi defendido (Esquivel) puede pasar a ser víctima y el testigo estrella puede convertirse en uno de los imputados”.