Fort Worth, Texas / EE. UU. Tras un accidente con cables de alta tensión hace dos años, Dallas C. Wiens, un hombre de 25 años sufrió quemaduras tan graves en el rostro que lo dejaron terriblemente desfigurado: sin ojos, nariz, cejas o labios.

Aunque los doctores pudieron injertarle piel y músculo de su propia espalda y muslos en el cráneo, Dallas ha superado obstáculos burocráticos para buscar un donante y someterse a un trasplante de rostro. Quiere sonreír, oler la lluvia y sentir los besos de su hija.

“Extraño poder ver”, dijo. “Pero extraño más la sensación de mi cara y el sentido del olfato”.

Hoy día, después de una veintena de cirugías, la nueva Ley Federal de Salud le ha ayudado para quizás ser la tercera persona en Estados Unidos que se somete a un trasplante de rostro.

Wiens se realizó decenas de exámenes físicos y psicológicos antes de que el Brigham and Womens Hospital de Boston –uno de los únicos dos centros que realizan el procedimiento en Estados Unidos– aprobaran su procedimiento este mes.

“Estoy un poco nervioso, como es de esperarse. Estoy emocionado por la posibilidad de tener de nuevo una vida normal”, dijo.

Wiens no recuerda el accidente de noviembre del 2008 que lo dejó sin rostro. Ayudaba a su hermano y a su tío a pintar una iglesia cuando, mientras iba en la canastilla de una grúa, tocó un cable de alta tensión eléctrica.