Roxana Zúñiga Quesada, periodista
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Una de las mejores mujeres que ha tenido Costa Rica fue Ángela Acuña Brown.
Ella fue una insigne abogada, la primera del país, y una intelectual que se adelantó a su época. Era de esos seres especiales.
Leyendo algunos de sus escritos extracté reflexiones que me gustaron. Ella propone, como síntesis de su ideal de conducta, la regla sajona: I am, I can, I must, and I will: yo soy, yo puedo, yo debo y yo quiero.
Porque “el verdadero pecado mortal en estos tiempos es el de la cobardía, la negligencia y el abandono cuando a todos nos obliga el sacrificio y el esfuerzo para cumplir en la tierra una misión divina”.
Y sobre sus criterios expresó: “Todo lo que yo hablo puede publicarse a los cuatro vientos, porque por mi educación consulto siempre al decoro en todo cuanto digo, y la verdad, tal como la siento, jamás ha estado quejosa de mis labios”.
En el artículo “Regeneración o muerte”, doña Ángela recomienda una salida contra la pobreza: “qué vagos y parados labren los campos por un salario módico y con cierta participación en los frutos de la tierra”; según ella el esfuerzo humano es el mejor remedio para muchas cosas.
Encuentra en la educación a la culpable de nuestra miseria porque ella “ha hecho de nosotros una sociedad negligente y débil”.
“Yo soy, yo puedo, yo debo, yo quiero”, solo ocho palabras pero una cátedra de vida.
¡Cuánto aplicamos de tales vocablos! ¿Rige nuestra existencia una ruta tan clara? Se los dejo de tarea.
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