Periodista
¿Qué pasaría si encerraran en un recinto a dirigentes futbolísticos y del arbitraje, a periodistas, burócratas, comentaristas, analistas y otras especies de la selva del balompié?
Lo más probable es que surja un billón de soluciones para el maltrecho quehacer de los puntapiés.
Y contribuyo con una más. Una medida eficaz para resolver dificultades es bajar a 8 el número de equipos en Primera División.
El ascenso de Belén fue meritorio porque se consiguió con coraje y gran esfuerzo. Tenían un objetivo claro y lucharon con pasión por conseguirlo.
Pero, ¿qué hará este cuadro en el máximo nivel si carece de patrocinadores y de aficionados que llenen el estadio?
¿Cómo afrontará la compra de jugadores que eleven lo futbolístico? ¿Quién responderá por los salarios que actualmente sufre atrasos?
Limón es otro ejemplo. Su padrino cayó en la cárcel por líos con el origen de sus millones y ahora, el equipo deambula por el mar de la incertidumbre.
Insisto 12 son demasiados. Costa Rica no cuenta con población suficiente para sustentar esa cantidad de cuadros, máxime cuando entre Saprissa y Alajuela acaparan el 75% de los aficionados.
La fuente de jugadores tampoco da para llenar las necesidades; sale uno que otro bueno y la mayoría son para el gasto, apenas para completar los once dentro del rectángulo.
Lamentablemente, nadie investiga en el fútbol, pero mi hipótesis es que desde que son 12 el nivel ha caído de partido a “mejenga” y de esta a potrero.
El resultado ayer ante El Salvador nos grita desde hace mucho el gran bajonazo que atraviesa este deporte. Y todo empieza por el campeonatito local, suficiente para entretenerse un fin de semana, pero escaso para competir internacionalmente.
Menos es más, definitivamente.
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