LA HABANA /AFP.- “Se puede decir que he visto la película”, exclama Julia Rodríguez, una cubana de 69 años que nació ciega, al resumir sus emociones tras participar en “Tocando la luz”, el primer cineclub fundado en la isla para discapacitados visuales.
“Esto es muy bueno. Yo era una de las que no salía de mi casa ni iba al cine nunca, ahora no me pierdo un filme”, declara Rodríguez, quien apoyándose en un bastón acudió este miércoles ala sala “La Rampa”, en la concurrida calle 23 de La Habana para disfrutar de “Una novia para David”.
“Buena película y el narrador estuvo muy bien. Se puede decir que he visto el filme”, comenta la mujer que portaba gafas oscuras, como la mayoría de los 60 espectadores que acuden ala misma sala desde los más distantes municipios de la capital cubana.
¿Cómo funciona?
El cineclub opera con el sistema de audiodescripción, también denominado videodescripción, mediante el cual un narrador brinda información sobre la situación espacial, gestos, vestuario u otros detalles esenciales para comprender el filme, ante la falta de percepción visual.
El proyecto
“Tocando la luz” proyectó 14 filmes desde que comenzó el 6 de julio, en una iniciativa de la filial habanera de la estatal Asociación Nacional del Ciego (ANCI), que tiene 3.642 asociados 32 mil en toda la isla , y el Instituto Cubano de Cine.
A la entrada del cine, que resulta ideal por la ausencia de barreras arquitectónicas fue construido a base de rampas, los ciegos, que pagan un peso cubano (0,05 centavos de dólar) por el boleto, pueden leer en braille una sinopsis de la película que se exhibe.
“Una novia para David” (1985), del cineasta cubano Orlando Rojas, narra la historia de un joven provinciano que viaja a La Habana para estudiar en la universidad, en los primeros años de la revolución de Fidel Castro.
Algo tímido, decide comenzar su vida amorosa, pero se ve ante una encrucijada: escoger a Olga, una joven habanera desinhibida, u Ofelia, una gordita estudiosa y con sólidos valores humanos, ambas enamoradas de él.
“Las películas están muy bien descritas y uno logra captar el mensaje de la trama. Estoy muy satisfecho”, dice Maikel Pérez, de 31 años.