Sucesos
Viernes 13 de julio de 2012, Costa Rica

Barrio Brasil de Alajuela

Muere anciana en incendio

Nicolás Aguilar R. y Francisco Barrantes, corresponsal GN

naguilar@nacion.com

Alajuela.- María Teresa Pérez Jiménez, de 81 años, murió la madrugada de ayer carbonizada durante un incendio que destruyó su vivienda en el barrio Brasil del cantón Central de Alajuela.

El siniestro se desató a las 2:15 a.m. debido a un “recalentamiento del sistema eléctrico”, según determinaron la mañana de ayer expertos en incendios del Instituto Nacional de Seguros (INS).

De acuerdo con las pesquisas, el fuego se inició precisamente en en un cable que pasaba sobre el armario del cuarto donde dormía la anciana, quien pereció en su cama. Sus restos carbonizados fueron levantados a las 3:15 a.m. por agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Pérez fue recordada por sus familiares como una mujer “amorosa y alegre” a quien le gustaba cocinar, caminar por el barrio y prestar ayuda en el templo católico de la comunidad.

“Estaba muy contenta porque me voy a casar y esperaba asistir a mi fiesta. Me dijo que debía tener a Dios en primer lugar para tener un buen matrimonio”, afirmó ayer, conmovida su sobrina nieta, Margie Jiménez Pérez.

Una sobreviviente

En un cuarto contiguo estaba una hermana de la víctima; Ana Lucía Pérez, de 84 años, quien se despertó, dijo, “porque sentía calor y había un humarascal”.

Pese a que el fuego se propagaba rápidamente, la anciana se dirigió al cuarto de María Teresa, pero ya no podía auxiliarla. “Cuando abrí la puerta se me vinieron unas llamaradas y por poco me quemo. Si me quedo allí me voy directo al cementerio y mejor salí caminando a la calle”, repetía ayer la señora a vecinos, familiares, curiosos y periodistas.

En medio de una casa que crujía presa de las llamas, la anciana nunca escuchó a su hermana pedir ayuda o intentar salir. “Ella no me respondió, seguro estaba dormida”, afirmó visiblemente afectada mientras era llevada a la casa de unos familiares.

“Mi tía estaba muy enterita, caminaba y hacía hasta mandados en el banco. Le gustaba cocinar y siempre andaba feliz”, recordó María Elena Rojas Pérez. Las hermanas vivían solas desde hace más de 40 años y eran visitadas a diario por varios sobrinos.