Hace un año la vida de esta perrita dio un giro de 180 grados cuando fue rescatada de la calle. Sus nuevos amos Rodolfo Miranda y Rosemary Aguilar le brindaron su casa y ella los llenó de alegría.
Su nieto menor Rodolfo fue quien la bautizó como Liza y según asegura la familia, es tremendamente inquieta, pues se la pasa brincando de un lado a otro en su castillo en San Francisco de Dos Ríos.