Dos mallas de papa, 300 chayotes, cuatro sacos de chicasquil y 15 kilos de carne, fueron los materiales que nueve mujeres utilizaron ayer para preparar el picadillo de chicasquil más grande de Costa Rica. Ello con motivo de la celebración de las fiestas patronales de San Miguel, en Escazú.
Al ritmo de una comparsa, cientos de personas hicieron fila para servirse un “gallito” de este platillo típico de la zona.
“El chicasquil es conocidísimo aquí, siempre se come picadillo para el día de San Miguel”, explicó Francisco Quesada, vecino.
La preparación del picadillo para mil personas comenzó desde el viernes pasado. “Todo se hizo a mano y se cocinó a la leña”, explicó Cristina Herrera, una de las cocineras.
Al paso de las yuntas
Además de la comida, 75 boyeros participaron en un desfile tradicional en el cantón, que realizan cada año para las fiestas.
Arnoldo Barahona, alcalde de Escazú, dijo que la actividad es parte de una iniciativa de la municipalidad junto con la Iglesia Católica para el rescate cultural.
“La idea es recuperar la identidad del escazuceño de antes, que era una persona noble y trabajadora”, manifestó Barahona.
“Lo mejor de todo es que estas actividades rescatan nuestras raíces”, expresó Vera Espinoza mientras esperaba para comer.
Francisco Quesada, historiador, enfatizó que aunque no es oriundo de la zona, tras 50 años de vivir en Escazú encuentra tradiciones muy interesantes.
Entre disfraces, payasos, marimba y chicasquil, dijo sentirse muy orgulloso de ser “brujo” y siguió disfrutando.