Rodolfo Martín
Erick Carvajal M.
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Otros dos testigos de la Fiscalìa, el excanciller, Roberto Rojas y el exministro de Hacienda, Leonel Baruch confirmaron ayer que el expresidente ejecutivo de la CCSS, Eliseo Vargas, se reunió con ellos para hablar sobre el proyecto Finlandia que terminó en escándalo por supuesta repartición de millonarias comisiones ilegales.

Según Rojas, Vargas le pidió una cita y le preguntó si la Cancillería estaría dispuesta a firmar el acuerdo, a lo cual le respondió que sí, mientras contara con un aval del Ministerio de Hacienda y del Ministerio de Salud”, dijo.

El exministro de Hacienda, Baruch, indicó que Vargas, como diputado, le comentó sobre el proyecto en el Congreso.

Gilberth Calderón, procurador de la Ética y el fiscal Juan Carlos Carrillo, comentaron que los testigos están mostrando en el debate los hechos para los cuales fueron ofrecidos.

Por este escándalo se le sigue causa al expresidente Rafael Ángel Calderón y a otras 7 personas por supuestamente recibir comisiones ilegales por un monto de $8,6 millones.

El proyecto Finlandia dotó a la CCSS de equipo médico por un monto de $39,5 millones.

Instalados por un “chorizo”

En una nota interna de la CCSS, se afirmó que en el hospital San Juan de Dios fueron instalados cuatro equipos del proyecto Finlandia “por puro chorizo”. Es la primera vez que aparece el uso de ese término en el debate y ocurrió en la audiencia vespertina.

En dicha jornada también se conoció que algunos de los equipos médicos, gestionados como parte del proyecto Finlandia, fueron objetados por comisiones técnicas ante la Unidad Ejecutoria de la CCSS responsable del plan.

Así quedó evidenciado ayer durante el interrogatorio que el fiscal Juan Carlos Cubillo le hizo al consultor Walter Ureña, responsable de la parte administrativa.

Cubillo leyó cuatro cartas. En la última, los destinatarios de uno de los equipos, se quejaron de que la Unidad Ejecutoria solo les diera 60 minutos para referirse al mismo. La disconformidad, en apariencia, obedeció a que los equipos, aunque eran de buena calidad, supuestamente no eran útiles.