Viernes 17 de octubre de 2008, San José, Costa Rica
Nacionales | Columna de opinión
Testigo de cambio: El origen

Miguel Salguero
Periodista

¡Qué sabroso era llegar a la farmacia Iris y pedir una zarza! Tenían un aparato llamado, por lo menos por nosotros, “soda”, con varias fuentes de donde salían los ricos frescos.

Desaparecieron esas sodas, pero, en cambio, a los negocios de restaurantes en pequeño les dieron el mismo nombre: sodas. Posiblemente derive de las viejas fuentes.

Los helados de sorbetera eran comunes en todos los pueblos. No sabemos de dónde les viene el nombre, pues sorbete, según el diccionario, se refiere a un fresco.

En Tiquicia, le decimos sorbeto a un producto a manera de pajilla, que pareciera hecho para sorber. Como cada vaso de helado de sorbetera se acompañaba de unos sorbetos, por ahí debe andar la cosa.

Pero sigamos: helados de sorbeto se consiguen solo en el tramo de Lolo Mora, en el Mercado Central de San José, hoy en manos del bisnieto de don Lolo, don Álvaro.

Hallamos otra sorbetería en la entrada de San Joaquín de Flores, muy cerca de la famosa Quebrada Seca. El nombre, que reza en un rótulo de río Quebrada Seca, no lo entendemos, porque si es río, no es quebrada, y si está seca, tampoco es quebrada.

Un “servicio” era un almuerzo con sopa, arroz, frijoles, ensalada, carne, o huevos, todo separado.

A algún buen cristiano se le ocurrió que era más práctico echar todo en un mismo plato y el “servicio” desapareció. Así nació el “casado”. Idiay, como diría nuestra madre, si de por sí todo va para la misma panza. Lo que echamos de menos es que con el casado desapareció la sopa. Y, contrario a Mafalda, a nosotros nos encanta.

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