Leonel Jiménez
redaccion@aldia.co.cr

El fútbol de Costa Rica se encuentra en estado de alerta, el descenso en la asistencia a los estadios es un caos, la media de la mayoría de los equipos es desalentadora.

Podemos dar mil razones, encabezada por las barras bravas o ultras, el deficiente mercadeo, lo oneroso del valor de los boletos, el pésimo transporte, el costo de la vida y los aumentos indiscriminados en política de “ajuste” en la canasta básica.

Un fútbol sin avance, la escasez de figuras o referentes y un sinfín de etcéteras.

Las sociedades anónimas por el momento tienen a flote a algunos equipos, que aunque cargados de deudas, siguen cumpliendo con la mayoría de sus obligaciones, dado que los dueños de los equipos tienen con qué, mientras otros se la rifan con préstamos bancarios.

De todas maneras el fútbol está revuelto y la mayoría pensamos que tiene pocas salidas.

El desorden y el óleo de algunos irresponsables dirigentes, que hipotecaron el futuro con sus torpezas y desafortunados manejos, ahora pesan como una dura sepultura en la economía de los clubes.

El estado no puede ser el bálsamo de todos los males, pero sí ayudar con algo que venimos promoviendo hace rato, las apuestas deportivas. No será el maná, pero sí un fuerte apoyo.

Solo falta una institución que dé el visto bueno (Ministerio de Gobernación) y las apuestas serán una realidad.

Encontrar una salida para eliminar números rojos parece una quimera, en algunos clubes las máquinas calculadoras no cuadran los números, y otros sobreviven de milagro.

Se acerca el 2010 y las medidas de FIFA aumentarán los gastos y carreras.