Miguel Salguero
Periodista

¿Recuerdan cuando en “Cien años de soledad” llevan a un personaje a conocer el hielo? En nuestro caso, se trató de la luz eléctrica. Nos hechizó a tal punto que dejamos encendida la bombilla toda la noche.

Algunos ticos conocieron el hielo en 1858, cuando una fragata norteamericana llevó al presidente Juan Rafael Mora a San Juan del Sur para visitar Rivas. La comitiva llevó hielo y nuestros hermanos también lo tocaron por primera vez.

Al recordar lo anterior nos viene a la mente otro hecho singular: en una de las administraciones de Ricardo Jiménez, Costa Rica le obsequió a Nicaragua dos locomotoras. Al parecer fueron llevadas a la ciudad de Granada, la más hermosa, a nuestro entender, de Centroamérica.

Es curioso que siempre algunas cabezas calientes nos han querido meter en problemas, y lo peor, sin motivo grave aparente.

Ticos y nicas deberíamos entender que siempre seremos vecinos y lo mejor es practicar “la política del buen vecino”, según el enunciado norteamericano. Esas desavenencias llevaron a que Ricardo Jiménez dijera unas de sus famosas frases: “El tiempo en Costa Rica se divide en tres estaciones: invierno, verano y guerra con Nicaragua”.

En una ocasión casi casi. Fue en la era de Guardia. Don Tomás, tal vez para disimular, nombraba a otras personas para ejercer por poco tiempo la primera magistratura. En 1878, por unos desacuerdos, nombró un nuevo presidente, pero de inmediato con un ejército marchó hacia Nicaragua. Al llegar a la frontera recibió la orden de “su” jefe, y no le quedó más remedio que regresar a casita.